Carlos Mateos Gil. Hace años, cuando el Atlético se vio obligado a pasar un par de campañas en el infierno de Segunda, irrumpió la figura de Fernando Torres como una de las apariciones más estimulantes que se recuerdan en la categoría de plata.
El tiempo cicatrizó las heridas, el ‘Niño’ retornó a casa y los rojiblancos distan mucho de volver a acercarse al abismo. Sin embargo el nombre del punta podría sonar de nuevo con fuerza en el segundo escalón del fútbol español la próxima temporada. La culpa la tiene el Fuenlabrada.
La localidad de nacimiento del ‘nueve’ quiso premiar la memoria del ilustre paisano bautizando en su honor el estadio y ahora aspira al ascenso tras finalizar el club que la representa tercero en el grupo II de la Segunda División B.
El objetivo supone todo un reto para la entidad y otro golpe de efecto en un fútbol del sur de Madrid que ya presume de las actuaciones del Leganés, el Getafe y el Alcorcón. La distancia más larga entre los estadios de los cuatro clubes no llega a los veinte kilómetros.
Con una población de aproximadamente 200.000 habitantes, en Fuenlabrada solo hacía falta un impulso para dar el salto demandado por ese capital humano. Y al frente del mismo se situó Jonathan Praena, un licenciado en Ingeniería Industrial devenido en empresario que a sus treinta y cuatro años mezcla juventud e ilusión a partes iguales.
En mente un proyecto alejado de los accionistas extranjeros que en un plazo entre corto y medio sirviera para alcanzar a sus vecinos. Para ello participó en la elección como entrenador de un rostro conocido, el del exmadridista Fernando Morientes.
El golpe de efecto no salió según estaba previsto. A las veinticinco jornadas, y tras un empate a cero frente al Portugalete, el que fuera ariete blanco fue destituido. Poco después, en busca de remontar el vuelo con carácter, se apostó por el serbio Josip Visnjic en la que suponía su segunda etapa tras dirigir allí también en la 2013-2014.
Este último dejó al equipo en la zona templada y ello le sirvió para continuar como técnico en una plantilla reforzada de manera notable tras el periodo estival con hombres que habían demostrado su valía con creces en los conjuntos próximos.
Así llegaron los jugadores del Alcorcón Iribas, Rubén Sánz y Milla. También otros con pasado en el Leganés como Dioni, Paco Candela o Carlos Álvarez que se unieron en el vestuario a Fernando Velasco. Para completar la nómina más futbolistas entre los que destacaban Diego Cervero, de gran recuerdo en el Oviedo, el exnumantino Juanma o el centrocampista Abel Molinero.
Las piezas parecían destinadas a carburar casi por inercia pero no fue así. A las diez jornadas se optó de nuevo por un cambio de rumbo y Visnjic dejó paso a Antonio Calderón. Su presencia unida a una acertada política de refuerzos a mitad de curso que trajo consigo a Diéguez, también con pasado en el Alcorcón, o Nana ha sido revitalizante en el tramo final.
Finalistas de la Copa Federación, donde cayeron ante el Atlético Saguntino, y con solo cuatro derrotas ligueras en lo que va del año 2017 sueñan con sobrevivir con éxito a los extenuantes playoffs de la división de bronce.
Si lo consiguen su mascota -el popular gallo ‘Kiriko’- habrá volado más alto que nunca en la historia, Fernando Torres volverá a ser de Segunda y se hablará tras muchos años del ghanés Baba Sule. Aquel prometedor exfutbolista del Mallorca, el Orense, el Leganés o el Lleida al que las lesiones lastraron ahora ejerce las veces de utillero.
