Héroes y tumbas
Lo que menos me apetece es escribir de esto. Lo que me va es la marcha de ver cómo florece el endrino, cómo las plataneras desprenden su vestido de cáscaras; cómo el rabilargo me vigila si paso cerca de su nido; cómo respinga el gazapillo en los setos del parque, o cómo “Choc” le ladra furioso a un drahthar que pasa tranquilo con su amo.
Pero tengo que escribir de M. G. Tras la tormenta llegará la calma. Hay que ver lo de palos, por escrito, que va a tener que aguantar esta criatura. Y a mí eso de golpear desde lejos, desde al altas cumbres de los periódicos nacionales, y venga leñazos al árbol caído (que no ha caído) no me hace pizca de gracia.
Y qué. Donde dije digo, dije Diego. ¿Unos sí y otro no? O sea que M.G., porque aparece ahora y a punto de caer, se levanta y dice lo contrario, qué mala es, que se vaya, que dimita, que eso no vale…etc. ¿Pero otros sí? ¿Otros pueden decir lo que sea y luego hacer algo diferente y aquí no pasa nada? ¿Por qué ella no? Porque claro, no es una figura del espectro nacional o internacional. Lo es, no más, de los últimos de la fila; de un espacio medio apartado del que la gente se va en cuanto puede; de una región que es ignorada por la mayor parte de resto de la nación. Así que si alguien, ella en este caso, da un lamentable traspié y llama la atención, se arma la marimorena. Hay que ponerse de perfil para que no te arreen estopa.
A mí lo que me va es el verde de los carrizos del Muelo, el perfil azul de los montes del horizonte, allá en Gredos, el vuelo circular del milano que otea la calzada en Aguas Vivas y el monótono lamento de la turca en los pinos de Fuente Madrila. Eso sí. De la guerra por los sillones y poltronas cuanto menos mejor; pero hay cosas que enervan como éste es el caso. ¿A qué ton ese ensañamiento con M.G. porque ha entrado en capellanía y ha ocupado el sitio principesco? A algo más de la mitad de la gente le parece bien el cambio de timonel, ¿entonces qué? A lo mejor M.G. se ha dado cuenta de que no es tan fiero el león que la acompaña, o le han dicho que no tema que ese león no le va a hacer nada. Quién sabe.
Lo que sí sé es que aquel pico alto de lontananza es Jálama; que hay noches en que “titilan azules los astros a lo lejos” y que “un horizonte de perros ladraba muy lejos del río”. El verso cae al alma….. Et voilà: Si le zurran a M.G. los empingorotados articuleros de la corte, yo me pongo delante y la defiendo a capa y espada. Pero si M.G. nos defrauda, el primero que la pondrá verde, que te quiero verde, será este veterano soldado de los tercios de Nápoles y Siciclia. De modo que, M.G., mano firme en el timón de esta nave. He dicho.