El colesterol alto, un enemigo silencioso y peligroso, puede estar acechando en las sombras de nuestro organismo. A menudo, es una afección que pasa desapercibida hasta que una analítica nos revela su presencia. Sin embargo, si prestamos atención a ciertas señales, podemos detectar su presencia antes de que cause daños graves.
El doctor Manuel J. Mozota Núñez, responsable del Grupo de Trabajo de Dislipemia de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), advierte sobre las consecuencias de ignorar esta afección. Desde eventos cardiovasculares graves hasta insuficiencia venosa o arterial, el colesterol alto puede desencadenar una serie de problemas de salud.
Pero, ¿cómo podemos detectar a este enemigo silencioso? A veces, nuestro cuerpo nos da pistas. Una de ellas es el xantelasma palpebral, una pequeña acumulación de grasa bajo la piel del párpado. Otro indicador puede ser el cansancio o astenia. Sin embargo, la confirmación definitiva sólo la proporcionará un análisis sanguíneo que incluya los valores de LDL.
En casos avanzados, el exceso de colesterol puede causar falta de riego, lo que podría resultar en una angina de pecho o un ataque isquémico transitorio cerebral. También podría causar debilidad en las articulaciones si la isquemia se produce a nivel distal.
Para adelantarse a la sintomatología, el doctor Mozota recomienda que los hombres de entre 45 y 65 años, y las mujeres de entre 55 y 65 años, se hagan exámenes de detección de colesterol cada uno o dos años. Las personas mayores de 65 años deben hacerse análisis de colesterol una vez al año.
Con la analítica en la mano, es importante saber cuándo debemos preocuparnos. Según el experto, esto dependerá del riesgo cardiovascular. Si tenemos un riesgo muy alto, el LDL debe ser menor de 55 mg/dl; con riesgo cardiovascular alto, el LDL debe ser inferior a 70 mg/dl; mientras que si tenemos un riesgo moderado, el LDL debería estar por debajo de 100 mg/dl.
En resumen, el colesterol alto puede ser un enemigo silencioso, pero con atención y precaución, podemos detectarlo a tiempo y evitar sus peligrosas consecuencias. Recuerda, la prevención es la mejor cura.
