Aunque no se puede hablar de una campaña electoral al uso, está claro que los cardenales han tenido mucho de lo que hablar en estos días con la sombra del escándalo del Vatileaks planeando sobre el inminente cónclave. Además, las congregaciones previas, que se han prologado desde el pasado lunes, han evidenciado las tensiones entre los cardenales italianos (el bloque nacional más numeroso con 28 electores) y partidarios de celebrar el cónclave cuanto antes, y los cardenales extraeuropeos, en particular los norteamericanos, que han apostado por lograr más tiempo para hablar más, conocerse mejor y analizar en detalle los problemas.
Y ahí puede estar una de las claves de la elección, según sostienen algunos expertos vaticanistas como el escritor portugués Luis Miguel Rocha. «Creo que los seis cardenales norteamericanos han jugado bien sus cartas, porque cuanto más se demorara el inicio del cónclave y por tanto más se alargan las congregaciones previas, más aumenta la posibilidad de que el próximo papa no sea europeo, ya que los italianos tendrían más difícil mantener amarrados sus posibles respaldos. Ahora resta por ver si el tiempo transcurrido esta semana y lo que se ha hablado, incluidas las demandas para conocer más datos sobre la investigación del Vatileaks, ha sido suficiente o no para que triunfe la estrategia americana», señala Rocha.
La última congregación dará comienzo a las 9.30 de esta mañana y podría dar lugar a una más, a partir de las 5 de la tarde si hay solicitudes de palabra pendientes. También a la misma hora de la tarde está previsto que presten solemne juramento de silencio el personal auxiliar que asistirá a los cardenales durante el cónclave en tareas logísticas relacionadas con las votaciones, las comidas o los servicios de enfermería y atención sanitaria que estarán pendientes de cualquier posible urgencia. Todos ellos deberán jurar no revelar nada de lo que vean o escuchen a partir de mañana, bajo pena de excomunión.
