Izquierda Unida se ha lanzado a la calle, y lo ha hecho con un folleto explicativo: 6 millones de personas en paro; 1.700.000 hogares con todos sus miembros en paro; 52 % de paro juvenil, jóvenes que emigran; 22 % de pobreza; 185.000 millones de euros de fondos comprometidos (18,5 % PIB) para el rescate a los bancos (de los cuales 60.000 millones de transferencia directa)…
Y suma y sigue: «Garantizan a la banca cobrar la deuda a costa de los recortes sociales. Privatizan los sectores públicos. Es un fraude democrático. El PP no dijo que los recortes traerían más paro, más recesión y sufrimiento; que entregarían el gobierno a la Troika, que bajarían salarios, convenios, pensiones, que privatizarían la sanidad y la educación».
Y más suma y más sigue: «Y además: la corrupción. Rajoy ni puede, ni quiere, atajar la corrupción. Hoy el PP es la cueva de Alí Babá».
Como resultado, para la IU la situación es clarísimamente dramática con el gobierno de la derecha española: «Vivimos una crisis de la democracia, del sistema nacido de la transición, del bipartidismo. Priorizan en la Constitución el pago de la deuda frente al interés social. Hay que devolverle la voz al pueblo para hacer de la democracia lo que nunca debió dejar de ser: un gobierno por y para la mayoría social».
Por todo ello, el lema final: «Porque la crisis tiene salida, pero el Gobierno no: ¡Rajoy Dimisión!».
Lo dice Izquierda Unida en un folleto que no tiene desperdicio. Para esta ofensiva en la calle, la izquierda real que dirige Cayo Lara afirma que las «políticas neoliberales del Gobierno del PP nos condenan a la miseria. Los poderes económicos ante los que el Gobierno es tan sumiso, han decidido que nuestro país se empobrezca, que no produzca y que compita bajando salarios».
Pero «ése no es el país que queremos. Queremos construir otro: un país productivo y solidario, con buenos servicios públicos y un reparto de la riqueza justo. Queremos construir un país mejor, entre todos y entre todas, para todos y para todas, y por ello exigimos la dimisión de este gobierno y la convocatoria de elecciones. Para que el soberano hable».
Y finalmente explican que hay alternativas, pero para ello hay que «devolver la voz al pueblo».
