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NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA

OPINIÓN
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No
es de extrañar que las filas de los independentistas catalanes o de los
filoetarras vascos se nutran de personas de origen extremeño, si desde pequeños
no se le ha sabido inculcar el orgullo de pertenencia a una tierra y otros sí.
Es lo que he repetido muchas veces y que en mi opinión constituye la mayor
riqueza de una persona, un pueblo o una nación, el Patrimonio inmaterial. Yo
que viví por los años 70 en Barcelona, lo descubrí, al verles magnificar las
cosas más nimias, con las que apuntalaban su personalidad, y orgullo, por vivir
o haber nacido en una región con una historia y paisaje, de la que se sentían
parte. Ellos me enseñaron a querer descubrir las cosas que desconocía de mi
lugar de origen, que incluso apreciaban y sabían mejor que yo, y a amar y
descubrir aquellas otras del lugar en el que me encontrara. Por eso, no ha de
dejado de sacarme de esa apatía que nos entra a los que ya hemos cumplido unos
cuantos años, y ya casi todo nos da lo mismo, porque si a esta edad no hemos
conseguido ciertas cosas, difícilmente lo conseguiremos ya, vamos cuesta abajo
y para eso no hay que hacer muchos esfuerzos. Pero me ha zarandeado de esa
modorra existencial, el descubrir que le han quitado la denominación de una
glorieta, en Mérida, a Juan de Ávalos para dedicársela a Miguel Ángel Blanco,
lo que en lenguaje popular se define como desnudar a un santo para vestir a
otro, con la diferencia que el primero era de la ciudad, y tiene calles en
Badajoz y en varios pueblos de la provincia, menos…en su lugar de origen.(Si me
equivoco me gustaría que me corrigieran).


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Cierto es que Juan de Ávalos no tuvo
suerte en su imagen política en el concepto de la gente. Hombre del PSOE, con
el número 7, se salvó, nunca mejor dicho, por los pelos, de ser fusilado, tras
la toma de Mérida en la guerra civil. Detenido y llevado al Casino, vio como
rapaban, en una habitación, a diversas personas. Presumió que detrás ese corte
de pelo, humillante, venía el fusilamiento, así que gritó y pataleó solicitando
la presencia de Cesar Lozano Cambero, el párroco de Santa Eulalia, que consiguió
liberarlo, tras lo que se marchó a Portugal. Después de la elección, casual, de
Franco para llevar a cabo las colosales estatuas del Valle de los Caídos, (
contra los informes de los pelotas de turno, por ser rojo) la percepción
política de la gente sobre su persona cambió, el no. Y de lo que no cabe duda,
era de su amor por la ciudad que le vio nacer, razón sobrada para tener una
calle, una plaza, una avenida o lo que fuera, algo. Pero ya se sabe nadie es
profeta en su tierra. Como no lo son grandes personajes, sin los cuales la
historia de España no hubiera sido la misma, y en esta ocasión me voy a centrar
en un personaje nacido en la ciudad, y que Granada recuerda en estas conmemoraciones
de sus mil años de existencia (como Granada), sin el cual esta ciudad fundada
en el 1013, hubiera sucumbido a los ataques de los reinos de Taifas cercanos,
aunque para muchos su importancia se encuentre más, en que brilló en su tiempo
como poeta y filósofo, y de cuyo palacio, salió la famosa Fuente de los Leones
granadina (aunque fuera entregada, por fuerza o por conveniencia, por su hijo
Yusuf Ibn Nagrela). Me refiero, al judío emeritense nacido en el 933,Samuel Ibn
Nagrela,( el hijo de la negrita) llamado también Ha-naguid, “el príncipe”, del
que no sólo no es conocida, en la ciudad, por los que se dedican a la historia
o la literatura, su obra , sino ni tan siquiera su nombre. Y es que ya se sabe.
¡Nadie es profeta en su tierra¡


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