Dos horas y cuarto de teatro, puro teatro clásico, el de capa y espada, el de los enredos, el de los amoríos, el que hace que el público espontáneamente aplauda entre acto y acto, el que cautiva desde el primer minuto de escena. Eso es La Dama Duende, de Calderón de la Barca, de Producciones Faraute,en versión de Pedro Villora, bajo la dirección del recientemente fallecido, el reconocido director Miguel Narros.
En estos tiempos que vivimos, donde la crisis se apodera de todo lo que se menea, haciendo más estragos en aquello que significa formación y progreso, como es la cultura, acostumbrados – y cómodos – como estábamos a ver teatro con escenarios minimalistas, pocos o un actor en escena y escasos, escasísimos., medios, cómo se agradece que haya una compañía, de esas de fuste, que defiende al teatro por encima precisamente de plúmbeas crisis, para desde la inteligencia, la sabiduría y la experiencia, ofrecer lo que el público que ama el arte de Talía siempre ha valorado, reconocido y con sus aplausos, refrendado, esto es, Teatro de verdad, con escenografía acorde a lo que se representa – cueste el esfuerzo que se demuestra – con una producción que a todas luces se ve su empaque, con una respetuosa versión de Pedro Villora, con una dirección como la del fallecido Miguel Narros, que si algo demostró en su 84 años de vida fue precisamente su amor al teatro, con un grupo actoral impecable, al que se le nota sometido a una direcCión férrea pero sin embargo no exenta de guiños a la versatilidad, esa que hace que el actor brille, como es el caso de los nueve que intervienen en esta Dama Duende calderoniana, con algún destello de La Vida es sueño, por aquello del amor, el miedo y la incertidumbre, para eso sí, lograr un final besucón y festivo que satisface a todo el mundo.
Dirección: Miguel Narros
Autor: Pedro Calderón de la Barca
Versión: Pedro Villora