El último informe publicado por la OCDE (club de los países más
ricos del mundo) pone el acento en la repercusión que está teniendo ésta larga
crisis que desde su inicio ha visto como ha subido el número de parados en 17 millones,
y ahora pide reforzar los subsidios para los parados de larga duración, especialmente
donde el desempleo como es el caso de nuestro país, permanece en cifras muy altas.
Los datos de la última EPA del mes de Abril
nos apuntaban que más de la mitad de las personas desempleadas son de larga
duración y en breves fechas, conoceremos los datos del segundo trimestre, que
volverán a arrojar unas cifras enormemente escandalosas del número de
desempleados y que el informe del club de los países más poderosos del mundo ya
nos apunta que España estará cerca del 28% en el próximo año.
Son los efectos que hoy para algunos parecen
no tener la importancia que debiera y que incluso frivolizan en informes sobre
la edad de jubilación y sus medidas encaminadas a retrasarla, y donde no tienen
en cuenta que más del 50% de los desempleados reconocidos en la encuesta de
población activa, son personas que han visto cómo se les ha cortado su
cotización al quedarse sin trabajo y no van a poder mantener sus cotizaciones con la consecuencia futura
que tendrá esa nueva situación de cara a su pensión.
La situación económica y social así como las
repercusiones tan dramáticas que conocemos, está siendo acompañada y con cierta
razón, por una profunda desconfianza de la ciudadanía hacia la capacidad de las
Instituciones para solucionar sus necesidades básicas. Mientras, parecemos
conformarnos asistiendo con una normalidad sorprendente a unas cifras
escandalosas de economía sumergida en nuestro país, que nos dicen que incluso
se ha estabilizado en el entorno del 20% del PIB, siendo tan sólo superados por
Italia en el conjunto de la Unión Europea.
Ha desaparecido del escenario mediático las
palabras confianza y motivación. La realidad es que es muy complicado pedirle a
los ciudadanos que tengan confianza y sean optimistas de cara al futuro. Las
consecuencias que están sufriendo son más reales de lo que las podemos llegar a
contar y sobre todo, porque quienes las están padeciendo no quieren que les
cuentes sobre los ejercicios y las conclusiones de los informes económicos,
entre otras razones porque llevan demasiado tiempo escuchando las mismas
palabras y comprueban cómo sus preguntas tienen cada día menor audiencia
pública.
Se sienten número y han bajado su nivel de
motivación. Casi podríamos decir que no tienen tiempo para otra cosa o que
verdaderamente les importa poco esas otras cosas que suceden y que forman parte
de un mapa político con un color cada día más negro en forma de corrupción y
poco les importa si son de un color o de otro. Para ellos, todos son iguales.
Caminamos hacia una espiral muy peligrosa en
la que la sociedad civil es víctima de ésta situación real que vivimos, porque
es la mayoría de la población la que se encuentra en la dimensión del
empobrecimiento generalizado y está sufriendo los efectos de la creciente
desigualdad. Una desigualdad que se llevará generaciones de mayores y también de
jóvenes, que ya no volverán a poder disfrutar de un Estado de Bienestar como el
que un día les contaron que existió.
Se propone el encontrar vías de incorporación
laboral para que esas personas que están en una edad comprometida por la dificultad de una nueva inserción
laboral en sectores que casi obligatoriamente serán distintos, puedan tener una
oportunidad que los ayude a encontrar una salida, porque sino la crisis les va
a imposibilitar poder mantener dignamente sus últimos años a efectos laborales
y sociales, porque son muchos los desempleados de larga duración con una
situación familiar y laboral urgente y porque además, ésta situación lleva
aparejado por cada día que se mantiene, una mayor y creciente desigualdad.
