Digital Extremadura
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Estoy en Olivenza, y aunque nunca agradeceré suficiente lo bien que se porta la gente de Mérida conmigo y con mi familia, hoy he podido después de muchos meses estar en mi pueblo para quedarme hasta septiembre.Iré y vendré cada día a la capital extremeña. Estar en tu pueblo significa muchas cosas. Pero sobre todo una, estás en casa. “Se te echa de menos, Guille ” , me dijo una vecina. No me atreví a decirle que yo los echo de menos cada día. Uno no elige donde nace , pero donde nace sí lo elige a uno. Fui esta mañana a reciclar envases, cartones y plásticos. Me encontré con mi amigo Florentino que iba al pueblo, así dicen los que viven en mi querida Farrapa, a comprar el As. Y qué alegría verlo! Luego me di un largo paseo disfrutando de algo tan sencillo como un adios, un hasta luego, un me alegra verte. Pasé por delante del colegio y del instituto donde mis hijos estudiaron y que acordé mucho de las caras de sus profesores. Y les dí simbólicamente las gracias.Y cuando ví el Centro de Salud me acordé de Juan Andrés y de Julia, nuestros pediatra y medico de familia. Y les mandé un beso agradecido. Me sentí orgulloso de que en ese colegio, en ese instituto y en ese centro de salud nadie estaba en función de sus rentas sino de sus derechos de ciudadanía. Hoy mi pueblo lo está pasando mal porque el paro se ha incrementado de manera notable. Y como es así, yo también me siento mal.


Olivenza es como España, una mezcla de diversidad, de culturas y de espacios compartidos. Y es mi pueblo.

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