SE NOS ACABA EL TIEMPO

La Extremadura de hoy es el resultado de una colectividad en perpetua transformación.

La sociedad extremeña ha pasado en treinta años de autonomía, que hemos celebrado esta primavera, de ser una sociedad sin horizonte a ser la protagonista de su desarrollo futuro.

Este importante cambio de actitud se ha producido paralelamente a la implantación de la democracia, de la participación social, del impulso de la sociedad civil extremeña, de la aplicación de políticas sociales avanzadas, de su posicionamiento dentro de España y de sus vínculos con Europa y con America Latina, pero, sobre todo, se ha debido a nuestra capacidad de autogobierno, a tener una voz propia clara y nítida que defienda nuestros intereses como región dentro de los límites de la Constitución.

Instituciones propias, como la Asamblea de Extremadura, a la que me honro en pertenecer, nos permiten legislar sobre el presente y el futuro de los ciudadanos

extremeños, estudiar aspectos propios de nuestra idiosincracia, conocer nuestra

problemática específica, defendiendo la necesidad de representar por encima de todo los

intereses de Extremadura.

Nadie como nosotros, los representantes legítimos del pueblo extremeño, para reflexionar

sobre los retos de futuro de esta Comunidad, aspectos como nuestra ruralidad, el

envejecimiento de la población y por tanto el despoblamiento de la misma, la deuda

histórica, y un largo etc…nos hacen ver la necesidad de apostar por el desarrollo de la

innovación, la investigación, la industria agroalimentaria, las energías renovables o el

aprovechamiento de nuestros recursos naturales, y debemos hacerlo de la mano de la

sociedad extremeña, escuchando a los representantes de todos los colectivos sociales

que conforman el tejido ciudadano.

Estoy convencida de que todavía, a pesar de la situación crítica que estamos viviendo,

podemos ser capaces de marcar nuestro futuro, de cumplir nuestros sueños, de

enderezar el rumbo, desde un presente lleno de incertidumbres, pero hay que darse prisa

porque podemos entrar en un camino sin retorno.