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A LOS GAYS, LES HA SALIDO UN CARDENAL

OPINIÓN
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[Img #33557]Parece
que las declaraciones del futuro nuevo cardenal Fernando Sebastián,
  sobre la homosexualidad, han vuelto a traer a
la mente viejos conceptos que fueron defendidos, hasta hace no mucho. El
Catecismo de la Iglesia Católica, de Juan Pablo II (algunos consideran que su
pontificado fue un frenazo y marcha atrás del Vaticano II) editado en el 1992,
(pag.516) entre otras cosas dice, que los actos homosexuales son contrarios a
la ley natural. El remitirse el cardenal a conceptos tan superados, ha
provocado reacciones de todo tipo, desde grupos que a través de las redes
sociales piden que le apoyes en sus afirmaciones, hasta los más numerosos, que
exigen una rectificación, e incluso, que el Papa, revoque su elección, que será
oficial, en febrero. Entre estos últimos está José Manuel Vidal, director de
Religión Digital, en Periodista Digital que afirma: “A mi juicio, sus
declaraciones están produciendo un daño enorme a la Iglesia y al Papa que lo
eligió para crearlo cardenal. Por eso y aunque no soy nadie para darle
consejos, me atrevo a pedir, con todo el respeto y el aprecio que le tengo, que
rectifique públicamente. Convoque, cuando antes, una rueda de prensa con un
único punto: pedir perdón. Primero a los homosexuales. Después, al Papa y a la
Iglesia. (…)se metió usted en el campo de la ciencia, que no es el suyo. Y
pontificando, se llevo por delante el respeto a los homosexuales y, además,
incitó a la homofobia. Y, por supuesto, entró usted a formar parte del club de monseñor
Reig y a solidificar un poco más la imagen homófoba de la jerarquía española.
(…)Como bien sabe, ante situaciones como ésta, los jerarcas suelen enrocarse,
guardar silencio y esperar que escampe. Usted, como hombre de Iglesia
inteligente, puede elegir la otra vía: la de la humildad, la de salir y dar
explicaciones, y pedir disculpas y perdón. O incluso mandar una carta al Papa y
decirle que renuncia al capelo por su torpeza. Que no lo merece ni lo desea y,
como prueba de ello, está dispuesto a renunciar a él. Don Fernando, ya no tiene
usted nada que perder. Y la Iglesia tendría mucho que ganar con un gesto así”.


Todos
los que tenemos una formación religiosa católica, recordamos aquellos sermones
en los que parecía que sólo existían  dos
mandamientos, que parecen reiterativos; el 
sexto, que en mi viejo catecismo Ripalda, de 1957, que aún conservo,
ponía;  “No fornicar”, mientras que el
noveno ina más allá. ya no se metía, sólo con el acto, sino con la
intencionalidad, “no desear la mujer de tu prójimo”. Era evidente que tras oír
aquellos sermones, que parecían más una clase de mala-educación sexual, que una
plática religiosa, casi llegabas a la conclusión de que;.si quiero ser buen cristiano, mejor me la
corto. (Orígenes un gran escritor cristiano del s.III-IV, considerado uno de
los padres de la Iglesia, en un arrebato ascético, se la cortó).


Si uno se da un ojeo
por el evangelio y la Biblia, llega a la conclusión de que el primer pecado, y
el más recriminado, no es el “pecado de la carne”, para el que Jesucristo tiene
una comprensión, que parece que no han heredado algunos de sus  seguidores, sino el de “soberbia”. El
nombre  de Miguel, el arcángel que luchó
contra Lucifer, significa; ¡Quien como Dios¡. Y se nos recuerda su actuación en
el Apocalipsis (12,7). El pecado primero, pues, que existió ya entre los mismos
ángeles, fue el de soberbia, Lucifer quería ser como Dios. El mismo, que
cometerían los humanos, cuando la serpiente tienta a Eva, “seréis como dioses”
(Gen  3,5).


Y el mismo, que
recrimina Jesús: “
Jesús notó que los invitados
trataban de ocupar los puestos de honor, por lo que les dio esta lección:.
«Cuando alguien te invite a un banquete de bodas, no escojas el mejor lugar.
Puede ocurrir que haya sido invitado otro más importante que tú, y el que los
invitó a los dos venga y te diga: Deja tu lugar a esta persona. Y con gran
vergüenza tendrás que ir a ocupar el último lugar. Al contrario, cuando
te inviten, ponte en el último lugar y así, cuando llegue el que te invitó, te
dirá: Amigo, ven más arriba. Esto será un gran honor para ti ante los demás
invitados.. Porque el que se ensalza será humillado y el que se humilla
será ensalzado.» (Lucas 14,)”


Y lo digo, para que tomen nota algunos.


Sin embargo es
comprensivo con los “pecados de la carne”. “
Cuando he aquí, que los escribas y fariseos traen a una mujer cogida en
adulterio y, poniéndola en medio, dijeron a Jesús : Maestro, esta mujer acaba
de ser sorprendida en adulterio. Moisés en la ley nos tiene mandado apedrear a
las adúlteras. Tú ¿qué dices a esto? Lo cual preguntaban para tentarle y poder
acusarle. Pero Jesús se inclinó hacia el suelo, y con el dedo escribía en la
tierra. Mas como porfiasen ellos en preguntarle, se enderezó, y les dijo: El
que de vosotros se halla sin pecado, que le tire la primera piedra. Y volviendo
a inclinarse otra vez, continuaba escribiendo en el suelo. Mas, oída tal
respuesta, se iban escabullendo uno tras otro, comenzando por los más viejos,
hasta que dejaron solo a Jesús y a la mujer que estaba en medio. Entonces Jesús,
enderezándose, le dijo: Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Nadie te ha
condenado? Ella respondió: Nadie, Señor. Y Jesús compadecido le dijo: Pues tampoco
yo te condenaré. Anda, y no peques más. (Juan 7.53)


 Actitud que se repite en el pasaje de la
Samaritana y el pozo. (Juan 4, 16)”Jesús le dijo: -Ve, llama a
tu marido y ven Acá. Respondió la mujer y le dijo: -No tengo marido. Le dijo
Jesús: -Bien has dicho: «No tengo marido»; porque cinco maridos has
tenido, y el que tienes ahora no es tu marido. Esto has dicho con verdad.”


( En Mérida se encuentra, en el Museo
Romano, una lápida del s.II, de una persona de origen judío, llamado Justino:
Iustinus Menandri filius / Flavius Neapolitanus anno(rum) / XLVI h(ic) s(itus)
e(st) s(it) t(ibi) t(erra) l(evis) Sabina marit(o) / optimo et (…) “Justino
hijo de Menandro, natural de Flavia Neápolis (Samaria)…”  Cuyo nombre
latino, corresponde con la bíblica Siquem, lugar en donde se desarrolla este
pasaje.

Es más, el adulterio no se
considera un pecado de índole sexual, sino algo incluso más grave, como es la
infidelidad a una promesa dada en el contrato matrimonial, de respeto y amor
mutuo. Pero incluso el mandamiento que aparece en la Biblia, referente a; “ no
desearás la mujer de tu prójimo” tampoco se refiere al aspecto sexual, sino de
propiedad:
-“No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la
mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni
cosa alguna de tu prójimo”(Éxodo 20:1-17)

-“No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni desearás la casa
de tu prójimo, ni su tierra, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su
asno, ni cosa alguna de tu prójimo”. Vuelve a repetirse en el Deuteronomio .(5,21)

 El arrastre  de una mentalidad, en la que  el único fin del matrimonio era la
procreación de hijos, responde a aquella idea, mas bien de connivencia política
que religiosa, que buscaba tras la terrible peste negra del s. XIV, que asoló
europa, el repoblarla, y se cae por su base. Aunque reflejo de esta idea
oficial, la tenemos en personajes como el Emperador Carlos V, que  “tenía relaciones sexuales con la Reina,
vestidos ambos con túnicas, con un orificio en la zona de los genitales, y
rodeados por un grupo de testigos que verificaba el
acto de procreación del heredero de la corona. Mientras tanto, la mujer debía
rezar para distraer su mente y no experimentar placer”. Claro que esto era lo
oficial. Porque el recibimiento que le dio durante una semana, su abuelastra
Germana de Foix, viuda de Fernando el Católico, a su llegada a España, fue de
antología, y a puerta cerrada. “La relación de él con  
17
años y una mujer de 28 años, no era especialmente escandalosa, “por cuanto él
no estaba casado y ella estaba viuda”. (Afirman los estudiosos de Carlos V).


Pero esta idea tan arraigada todavía en la mente de
algunos, se derrumba estrepitósamente. ( ¡Niego la mayor¡, se diría en un
silogismo) Porque esto impediría el matrimonio de personas con problemas de
fertilidad, ya sea que hayan sido operado/as, o que tengan una edad en la que
esta procreación  no sea posible. Pero
incluso hasta Juan Pablo II, en la encíclica “Familiaris Consortio”, pone como
primer fin;
“El amor y la ayuda mutua”.


Esta
obsesión sobre la promiscuidad de las relaciones sexuales, que ha mantenido la
doctrina de la Iglesia hasta hace no mucho, puede deberse entre otras cosas, a
un intento de frenar, de alguna manera, las enfermedades de transmisión sexual,
que hacían, en la época de carencia de antibióticos, auténticos estragos en la
población, con argumentos morales que apuntalaran, la preocupación por la salud
física,  que pretendía preservar a través
de mecanismos morales.


Es
evidente que el tema de la homosexualidad, tanto masculina como femenina, tiene
una larga trayectoria histórica. Tanta, que 
han encontrado  en Praga el cadáver de un hombre que se remonta al 2900 o 2500 AC, en una
forma de enterramiento  reservada a las
mujeres de la Edad de Cobre
. Ante lo que la arqueóloga
coordinadora de la excavación, Kamila Remisova Venisova, afirmó;  “Lo más probable es que se trate de un hombre
con una orientación sexual diferente, un homosexual o un transexual”.  Si a esto unimos, entre otras muchas cosas,
que requerirían un artículo mucho más largo, la existencia de un “bastón de
mando” prehistórico, con doble falo, encontrado  en la cueva francesa de George D´Enfer, lo que
sugiere unas prácticas sexuales lesbianas,  acaba rompiendo teorías, como la que apuntaba
Richard Cohen en su  libro “Comprender y
sanar la homosexualidad”, que  se pidió
fuera retirado de la venta del Corte Inglés y de otras librerías en el 2011, en
el que se refiere respecto a la homosexualidad, “como una enfermedad que habría
que curar, y evidentemente, erradicar de la sociedad”.


Todo
el mundo tiene familiares o amigos que son homosexuales, o lesbianas, y estos tienen
el mismo derecho que todos los demás a que los dejen tranquilos, vivir su vida,
y que desaparezcan comentarios, de personajes de peso social, que incitan a algún
tipo de discriminación. Y si encima son de la Iglesia Católica, todavía peor. Creo
recordar, que el fundamento de esta religión,  es el amor al prójimo (en el sentido espiritual,
bueno… vale, el otro también ) y me da, que algunos se han perdido en el camino.
Parece, que se han olvidado de aquello que decía S. Pablo; (Rom.13.9)  “No cometas adulterio, no mates, no robes, no
codicies”; pero éstos y los demás mandamientos quedan comprendidos en estas
palabras: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.


Y ahora, vas, y lo cascas. 


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