DIETA MEDITERRÁNEA

Eres la mallorca y la menorca

de mi vida, la razón de ser,

 mis malabares.

Yo el cateto y tú la hipotenusa

del  amor.

Mi dieta mediterránea,

mi olivo aceitunero,

mi tomatal.

Mi  contigo si y sin ti
no,

  porque no quiero.

Mi bancal de la fruta del deseo

sin sucursales.

Mi  propulsor de
ritmos

arteriales, nada más y nada menos, eso eres…

Mis impulsos ancestrales, mis tet a tet.

Los arrabales donde voy a pillar

de mi consuelo.

Mi banda ancha, mi zona vip y el comodín

de la baraja cuando apuesto algún

dolor.

La alcancía donde guardar mis pies fríos

diez mil inviernos.

El averno  donde van a
crepitar

todos los malos

 recuerdos

y  es por eso  que bostezo

 a la hora del recreo

de tus brazos como un niño

sin banzones.

Mi marcapasos analógico, mi locura

digital.

El anverso y el reverso

de mis versos( también de los estrambóticos).

La melodía que convierte mi dial

en una fiesta.

La única razón de peso para

enviar la amargura muy lejos

sin billete de regreso

a mi cabeza.

 

No existe ninguna

 fractura que no me
cure tu yeso

y, admirado, te confieso

 que estoy loco

por tus huesos,  como
un chino

cuando sale el especial en la máquina

del bar donde los viejos acuden

  a olvidarse de la
vida.