I Curso de Acompañamiento y Asistencia Sexual en Diversidad Funcional

Sex Asistent Catalunya junto a la Asociación Nacional de Salud Sexual y Discapacidad (ANSSYD) realizan el primer curso en el Estado español sobre acompañamiento y asistencia sexual a personas con diversidad funcional

La
promoción y defensa de los derechos sexuales de las personas con diversidad
funcional ha producido cambios en las políticas de algunos países, permitiendo
que muchas personas con diversidad funcional (discapacidad) accedan a servicios
de profesionales capacitados en asistencia sexual. En países como Suiza,
Holanda, Bélgica, Dinamarca no solo han autorizado la actividad de la
asistencia sexual, sino que la consideran como un servicio de salud integral
dentro de sus políticas socio-sanitarias.

Además,
en los países dónde ya funciona el servicio de asistencia sexual como una
actividad de carácter profesional, ha sido la opción mejor aceptada
tanto por padres de personas con diversidad funcional como por profesionales.

En otros países han surgido iniciativas que pretenden conseguir que se
legisle esta práctica y quede reconocida la figura laboral de asistente sexual.
Cada vez son más las personas con diversidad funcional que reclaman su derecho
a la asistencia sexual. En España también, de la mano de Sex
Asistent, organización no lucrativa pionera en la investigación y
reivindicación de la figura del asistente sexual en nuestro país desde 2012. A Sex
Asistent se suma ahora ANSSYD para capacitar conjuntamente a
aquellas personas que quieran ejercer la asistencia sexual de personas con
diversidad funcional.

A
pesar de que la asistencia sexual ha causado polémica entre los sectores más
conservadores, está protegida por un concepto clave: los derechos sexuales,
los cuales son Derechos Humanos en el ámbito de la sexualidad. Más allá de los
prejuicios o de cualquier tipo de limitación social, la asistencia sexual es
una opción personal. Un derecho a elegir disfrutado desde la libertad
individual y el consentimiento mutuo.

Con
la creación de la figura del asistente sexual se demuestra que las personas con
diversidad funcional, por el hecho de serlo, no tienen problemas para ejercer
sus derechos sexuales. Cualquier problema en este sentido es derivado de la
discriminación, la anulación de la personalidad a la que a menudo son
sometidos, la desigualdad de oportunidades y por el rechazo social hacia sus
cuerpos alejados de los estándares estéticos. Por lo tanto, no son susceptibles
de terapias relacionadas con su sexualidad por el mero hecho de ser
diferentes a la mayoría estadística, simplemente desean hacer lo mismo que todo
el mundo y, para ello, necesitan a menudo de apoyos técnicos y/o humanos.

La
selección y capacitación de los asistentes sexuales es fundamental para evitar
que se perciban a las personas con diversidad funcional cómo víctimas de las
que haya que sentir lástima o compasión, lo que implicaría actitudes
asistencialistas y de sobreprotección, o incluso repulsión y rechazo, lo
cual podría dañar la autoestima de muchas personas con diversidad funcional e
incidir en su estigmatización. Además, el asistente sexual debe de conocer y
comprometerse de forma  expresa a un código
ético profesional creado por ambas entidades.

La
asistencia sexual no es la única opción sexual para las personas con diversidad
funcional, pueden tener otras, pero si es una propuesta válida para personas o
parejas con diversidad funcional que, por diversos motivos, no logren de otra
manera satisfacer sus intereses y deseos sexuales.

El
cierre del curso corrió a cargo de la Sra. Rius, la cual explicó a los asistentes
su experiencia personal y transmitió también unos valores éticos y morales en
relación al ejercicio de la profesión.

El
curso, celebrado en la ciudad de Barcelona, se ha saldado con un gran éxito de
participación y satisfacción por parte de los asistentes, los cuales lo han
valorado muy positivamente.

DERECHOS HUMANOS ¡YA!