El expresidente de Extremadura Juan Carlos Rodríguez Ibarra ha destacado el avance experimentado en Extremadura en la supresión de los «localismos» y del «provincianismo» que perjudicaba a la comunidad autónoma, y que eran fruto de las autoridades «centralistas» de un Gobierno que era «insoportable» para la región.
Así, y aunque «todavía no ha desaparecido del todo», considera que «se ha mejorado bastante» en este sentido. «Se pensaba que el enemigo y el culpable de lo que te ocurría era el pueblo de al lado, y era mentira. Eran las autoridades centralistas de un gobierno que era insoportable para esta región», ha remarcado.
El exdirigente extremeño ha hecho estas apreciaciones momentos antes de participar en un acto con motivo del 35 aniversario de los ayuntamientos democráticos de la comunidad organizado por la Fundación Centro de Estudios Presidente Rodríguez Ibarra.
El acto, celebrado en Mérida, ha contado con la presencia, entre otros, de los presidente de las diputaciones provinciales de Cáceres y Badajoz, Laureano León y Valentín Cortés, respectivamente, el presidente de la Federación Extremeña de Municipios y Provincias (Fempex), Fernando Pizarro, así como el secretario general del PSOE extremeño, Guillermo Fernández Vara.
Rodríguez Ibarra ha recordado que la fundación que preside tiene entre sus cometidos preservar su archivo personal, debatir y reflexionar sobre la nueva sociedad, así como abordar la estructura territorial del Estado. Sobre esta cuestión, ha destacado que «cada vez que se habla de la estructura del Estado casi siempre se piensa en las autonomías y el Gobierno central, y casi siempre se olvida del poder local».
Sin embargo, y tras afirmar que esta cuestión la está comprobando ahora «mucho mejor que antes», la influencia de los ayuntamientos en la vida de los ciudadanos es muy importante. «Al final vivimos en pueblos, en ciudades, y ahí va nuestra vida. Casi todo lo que hacemos al día, tiene que ver con nuestro ayuntamiento», ha remarcado.
Según ha avanzado en sus declaraciones a los periodistas antes de comenzar el acto, durante su transcurso se ha proyectado un vídeo en el que hablan alcaldes de 1979 que destacan entre los recuerdos que conservan con más cariño el objetivo de llevar el agua corriente a sus pueblos en los años 80.
«No había agua en la mitad de los pueblos, no había luz, no había carreteras, no había nada», ha remachado, a lo que ha añadido que es «injusto» que, «a veces», se piense que Extremadura «esté todavía atrasada en la carrera autonómica española». «Mientras otros tenían autopistas y autovías nosotros no teníamos agua en los pueblos. Esa realidad es buena que se conozca para saber exactamente de donde partíamos, donde estábamos y dónde queremos seguir», ha señalado Ibarra.
Preguntado sobre cómo ve ahora a Extremadura ha señalado que, ante esta cuestión se pone «gafas de sol». «Todo lo que diga va a ser utilizado en mi contra. Si digo lo que creo que hay que hacer dirán, oiga por qué no lo hizo, y si echo la vista para atrás, ya está aquí el abuelo con las historietas», ha apuntado.
Por su parte, Guillermo Fernández Vara, ha señalado que para una región como Extremadura, que es «esencialmente municipalista», los ayuntamientos son la «clave y la llave» de lo que ha ocurrido desde la instauración de la democracia en España.
«Gran parte de la vida de la gente», ha señalado, depende «directamente» de los ayuntamientos, ha señalado Vara, que ha añadido que «el cambio ha sido enorme» y que a nivel municipal es «donde de verdad la política se vive con más autenticidad por la proximidad y por la cercanía entre representante y representado».
Vara, quien considera que hasta ahora el balance es «francamente positivo», cree no obstante que se pueden hacer «retoques» al funcionamiento de los ayuntamientos. En este sentido, ha destacado el modelo de mancomunidades, que ha permitido que ayuntamientos pequeños pudieran acceder a servicios que antes solo tenían ayuntamientos grandes. «Por ahí van los tiros, en mantener la identidad de los ayuntamientos» y en «reforzar los vínculos entre unos y otros».
En cuanto a los conflictos de competencias entre administraciones, ha subrayado la línea marcada en el Pacto Local y se ha mostrado partidario de que las competencias estén en manos de los ayuntamientos mientras que la comunidad se reserve la coordinación general, es decir, la legislación al respecto. «Si se hace desde ese plantemianto no tiene por qué haber ningún problema», ha remarcado.
MODELO DE DESARROLLO
El presidente de la Diputación de Badajoz, Valentín Cortés, ha resaltado que, tras el fin de la dictadura, los ayuntamientos permitieron a los ciudadanos palpar «en primera línea la democratización» del país, ya que «hasta que no vieron a personas cercanas a ellos que tenían responsabilidades públicas, no conocieron de verdad lo que era que los ciudadanos pudieran participar libre y democráticamente en las cuestiones que les afectan en el día a día».
Asimismo, ha destacado que el modelo de desarrollo en la provincia de Badajoz, ayudado por otras administraciones, hoy «todavía se pone en valor respecto a otras provincias», puesto que los pueblos tienen «unos servicios básicos muy importantes», gracias a que «se ha pensado en el ciudadano» para que pueda mantener «su proyecto de vida dentro del mundo rural, lo que ha generado muchas inversiones» y «calidad en los servicios».
Finalmente, el presidente de la Diputación de Cáceres, Laureano León, ha señalado que este periodo ha supuesto «un desarrollo mayor para los pueblos, una cercanía hacia los representantes, con una participación más directa del municipio y una mejora en los servicios».
En definitiva, «un avance sustancial» a lo largo de 35 años para el mundo rural y municipal de Extremadura, que «ha avanzado, se ha desarrollado, ha crecido, y ha mejorado sus servicios, la calidad de vida de los habitantes», al tiempo que ha destacado que ha permitido «igualar las oportunidades de todos los vecinos con independencia del lugar en el que residen».
