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LO MALO CONOCIDO

OPINIÓN
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 Transcurría el domingo, día de San Soterico, sin pena ni gloria, allá por 1971, cuando Gabriel Plata Sánchez se iba para aquellos mundos de los que dicen que nunca se vuelve.  Pertenecía a toda una saga de albarderos, que ya su abuelo, Andrés Plata Paniagua, natural del pueblo de Ahigal y casado con la paisana Ana Rodríguez Dosado, había practicado ese oficio y lo continuó su bisnieto Máximo Plata Calvo, más conocido por Ti Máximo “El Albardero”.

 

     Con Ti Máximo se extinguió tal oficio artesanal en el lugar.  Hoy, no habría prosperado porque las bestias de carga han pasado por estos pueblos, como por tantos otros, a ser casi piezas de museo.  Me refería Ti Máximo que a su padre le decían, de mozo, “Cecijunciu”, porque tenía las cejas muy pobladas, muy espesas y muy rebeldes, igual que él.  “Con loh áñuh -me seguía relatando-, s,olvió aquel moti y le dierun en llamal Ti Gabrielón.  De siempri, moh decía a loh híjuh c,había que progresal, que no moh podíamuh queal ehtancáuh, que bahtántih ehtrébih habían ya tragau loh nuéhtruh agüeluh y que quien se jadía casu d,esi refrán que dici que vali máh lo malu conocíu que lo güenu pol conocel se quearía atolláu pa toa su vía”.

 

     Ti Gabrielón era, por la cuenta, un republicano a la manera antigua.  Le gustaba mucho leer y tuvo sonados enfrentamientos con la denominada “gente de orden”.  Había nacido en la misma fecha que el compositor italiano Gian Francesco Malipiero, en marzo de 1882, siendo hijo de Ti Casimiro Plata Rodríguez y de Ti Vicenta Sánchez Gutiérrez.  Nada más iniciarse la II República, fue nombrado jefe de la Guardia Cívica del lugar, siendo gratificado por tales  menesteres en la sesión ordinaria que celebró el Ayuntamiento el día 25 de diciembre de 1932, como justificación “a  los servicios prestados con motivo de la proclamación de la República Española”. 

 

     En el pueblo, lo que podríamos denominar “la casta”, término tan en boga en la actualidad, se resistía a los cambios revolucionarios que traía aparejada la República.  De aquí que no es extraño que, en sesión extraordinaria del día 4 de junio de 1931, el concejal republicano Lorenzo Corrales Sánchez, vecinalmente llamado Ti Lorenzón, reproche a los tres concejales monárquicos la campaña difamatoria que andan levantando por la población.  En el libro de actas, quedaron reflejadas sus palabras: “Quieren hacer ver que la mayoría de este Ayuntamiento es monárquica y que colabora con los elementos católicos de esta localidad, pues yo afirmo que quien esto diga, miente descaradamente, puesto que a la lucha fuimos como republicanos y como republicanos triunfamos legalmente, y así nos hemos constituido”.

 

     No se diferencian gran cosa aquellos tiempos a los de ahora, salvando las distancias. Estamos asistiendo en estos días (aún nos queda mucho por ver y escuchar) a toda una campaña de los viejos politicastros y sus palmeros y voceros para, asidos a la mentira y a la calumnia, morir matando.  Pretenden extender el ventilador de sus podredumbres y corrupciones y salpicar a todo el mundo.  No se entiende, sino, el acoso y derribo lanzado contra el polítologo Íñigo Errejón Galván, perteneciente a la emergente formación Podemos.  Y todo por la minucia de que la Universidad de Málaga (UMA) le ha amonestado por un simple error administrativo, relacionado con un documento que le habilitaría para realizar otras actividades remuneradas.  El propio Errejón lo ha dicho alto y clarito: “En el país de Rato, Bankia y Bárcenas, resulta que me condenan porque faltaba un papel donde se comunicara que iba a prestar otros servicios”. ¿Por qué no se meten con su señoría don Mariano Rajoy Brey, que ha venido cobrando por su trabajo de registrador de la propiedad, con plaza en la alicantina Santa Pola y no ha acudido ni un solo día al trabajo? Numerosos medios independientes, no los que arropan a los enviciados y sobornados, han dejado sentado argumentalmente que “Errejón habrá faltado a sus obligaciones burocráticas, no a sus obligaciones como investigador”. 

 

     Todo un hatajo de matones de barrio, mafiosos, camorristas y hampones, frutos más que maduros engendrados por las mendacidades campan a sus anchas por las redes sociales y por las imprentas de la caverna.  Peligran los chiringuitos de los poderosos y éstos, prietas las filas, se han confabulado para tapar y atar a la verdad con mordazas, cadenas y grilletes.  ¡Ojo con poner en entredicho el orden establecido por la gente de orden!  Esta casta tan ordenada siempre ha pensado que todo tiene un orden: “su orden”.  Es un orden jerárquico y ellos, por fuerza, han de estar en todo momento en la cúspide de la pirámide.  Cuando el poder establecido no les avala su orden, se vuelven paranoicos y esquizofrénicos.  Todo lo que no sea su orden es ilegítimo e inmoral.  Se creen los monopolizadores de conceptos como Dios, Patria o Rey, a los que elevan a la categoría de divinos y son capaces de las mayores tragedias con tal de salvarlos de la “invasión de los bárbaros”.

 

     Ti Gabriel Plata aconsejaba a sus hijos que nunca se pusieran de parte de lo malo conocido, que es lo que ahora pretenden los que llevan calentando sus escaños cientos de lunas y que han vivido como reyes, a la sombra del Gran Borbón, con un dispendio total e incontrolado de la arcas públicas.  Ellos quieren que todos nosotros, de rodillas y con las palmas de las manos juntas, elevemos los ojos hacia el cielo y clamemos: “Virgencita, Virgencita, que todo siga igual, que nada cambie”.  Se escandalizan los del Ordeno y Mando porque hay personas que se empecinan en politizar la economía a favor del pueblo, cuando ellos la han privatizado y la han arrojado en los brazos canallas de los mercados.  Ellos, los que alimentan a tantos truhanes, desean que la humanidad siga siendo esclava del dinero y se oponen radicalmente a que el dinero esté al servicio del pueblo llano.

 

    El escritor Arturo Pérez-Reverte ha advertido, sin pelos en la lengua, que “en un mundo venal, hecho de hipocresía y falsas maneras, los poderosos, los buitres carroñeros, los envidiosos, los cobardes y los canallas suelen encubrirse unos a otros”.  La realidad es tozuda y nos lo viene demostrando día tras día.  La manipulación y la compra de voluntades está presente nada más que doblemos cualquier esquina.  ¿Por qué -valga el ejemplo- la rectora de la Universidad de Málaga cambió de bando en velocísima carrera?  De afirmar y reafirmar que Errejón había entregado con muy buenos resultados todos los encargos, ha pasado a posturas negativistas y a generar continuas dudas.  ¿Quiénes mueven los hilos tras bastidores?  Imagínenselos los lectores.  También la casta cultural contamina las aguas cristalinas.

 

     Como jefe de la Guardia Cívica del lugar, Ti Gabrielón, el nieto materno de Ti Francisco Sánchez Domínguez y de Ti María Gutiérrez Alonso, defendía las esencias revolucionarias de la República, de una coalición de izquierdas que quería liberar a la clase trabajadora.  Queremos dar por sentado que la actual y auténtica izquierda (no toda la llamada izquierda) está por la misma labor que aquella izquierda republicana.  Pero como dice el compositor y cantante Toni Mejías, de “Los Chikos del Maíz”, “la izquierda a veces me produce rabia”.  Y añade: “Hay gente de Podemos que no quiere ver a gente de IU, y gente de IU que no deja de hablar de Podemos”.  Muchos que no quieren lo malo conocido y sí lo bueno por conocer piden, con anhelo y entusiasmo revolucionarios, la necesaria fraternidad entre ambas siglas, para que los torpedos estallen en la propia línea de flotación de los poderosos.

 

   El nunca bien llorado José Luis Sampedro afirmaba que “a los poderosos, cuantas más concesiones se les hace, más exigen, son insaciables”.  ¿Les concederá la izquierda algún resquicio para que triunfe lo malo conocido?  La desunión puede ser uno de ellos.  Bases y círculos tienen la palabra.  Alerta, pues.


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