Por la información de que disponemos, el diputado socialista Miguel Bernal podría haber pecado de ingenuo pero nunca haber cometido un presunto delito de usurpación de funciones ni nada que se le parezca. Las noticias publicadas en este medio de comunicación, avalan una por una la tesis mantenida por Bernal desde el principio; si no de qué se iba a haber forzado la dimisión del presidente de la Agencia Extremeña de la Energía. En los documentos que aporta Bernal en su defensa se lee, punto por punto, lo tratado en dicha Agencia recientemente y que tuvo lugar bajo la supervisión del consejero de Energía, José Antonio Echávarri Lomo, y en ningún momento la versión del ya cesado presidente difiere de la aportada por el socialista en sus escritos al embajador de España en Croacia, con sede en la capital, Zagreb.
Otra cosa bien distinta es que a José Antonio Monago y sus adláteres les haya sentado a cuerno quemado que un diputado socialista de la relevancia y conocimientos de Bernal, quiera ayudar a unos inversores extremeños en el extranjero. Aquí, el líder del PSOE extremeño, Guillermo Fernández Vara, sí ha hilado muy fino sacando la cara por su diputado y depositando toda la confianza en sus gestiones, que no son otras, reiteramos, que intentar ayudar a unos inversores para la prosperidad de Extremadura.
El Partido Popular ha convertido el “caso Canarias y Olga María Henao” en el “caso Bernal”, pero como el tiempo lo pone todo en su sitio, en el primero supimos que Monago vivía en Canarias mientras era senador autonómico por Extremadura (la vicepresidenta del Congreso de los Diputados, la popular Celia Villalobos, fue muy explícita al respecto), mientras que los documentos registrados en la Asamblea por el coordinador de Presidencia y diputado del PP, Juan Parejo, no dejan de ser “papeles” que demuestren absolutamente nada.
Puede, y matizamos, puede, que Miguel Bernal haya cometido la torpeza por omisión de haberse extralimitado en sus funciones como diputado socialista en un afán claro de ayudar a unos extremeños a saltar fronteras y que fueran nada menos que a Serbia y Croacia, pero Dios mío, bendita torpeza. Ya quisiéramos que los 65 parlamentarios que componen la Asamblea de Extremadura se “extralimitasen” de esta manera. Cuán mejor no irían las cosas. No que nuestros políticos son como los funcionarios en cuanto al horario, porque los trabajadores de la Junta curran de lo lindo mientras ellos se pasean de un lado al otro, con las manos metidas en los bolsillos y haciéndose los interesantes si ven a algún periodista cerca.
Aquí no hay “caso Bernal” ni nada que se le parezca. Aquí lo que hay es un tío de los pies a la cabeza al que los extremeños deberíamos estar más que agradecidos porque trabaja por el bien de Extremadura; ya lo hacía desde la Unión General de los Trabajadores y lo sigue haciendo como parlamentario del Grupo Socialista, condición que nunca oculta al embajador de España en Croacia como se ha querido vender desde el Partido Popular.
Ser parlamentario en una región pequeña como la nuestra no es sólo acudir a comisiones y pulsar el botón en el Parlamento cuando llega la hora. Hay que levantarse los puños de la camisa, los pantalones si nos apuran, e implicarse con la mejora de los extremeños. Y si esto es lo que ha hecho Miguel Bernal no se le puede criminalizar por ello, más al contrario, hay que darle las gracias y tomar ejemplo. En una región donde nos conocemos todos y donde todos tenemos un familiar o un conocido que necesita una mano, hay que dársela si ello repercute en la mejora de las condiciones de vida del común. Si se demostrase o salieran papeles constatando que Miguel Bernal ha pedido alguna comisión dineraria o en especies por su interlocución entonces si habría caso. Pero, mientras tanto, lo único que consta en la Asamblea es lo entregado por Juan Parejo y esto y nada es lo mismo.
Hay que esperar, no obstante, a lo que diga la Fiscalía, pero por la documentación aportada por ambas partes hasta el momento, y de no haber gato encerrado, Bernal es únicamente culpable de exceso de celo, de querer cumplir con la misión constitucional de representante del pueblo que adquirió cuando prometió su acta de diputado y de intentar echar una mano a quien lo necesita. Pero como Monago es un lerdo, en lugar de sacarle provecho a la jugada y decir que hasta la oposición socialista le apoya, carga contra todo y contra todos en un intento a la desesperada de que nos olvidemos de sus aventuras con Olga María Henao.
Lo dicho, mientras no haya más documentación que poder valorar y analizar con profundidad, para nosotros el diputado socialista Miguel Bernal está libre de todo pecado, aunque tenga, como todos, algunos pecadillos veniales que se curan visitando una tarde un confesionario.