Digital Extremadura

PONGA A UN WOODY ALLEN EN SU MESA

OPINIÓN
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[Img #40991]Leyendo a comentaristas de izquierdas y de derechas –el centro falleció el mismo día en que moría Adolfo Suárez–, la conclusión no viene a ser otra que el cascajo de Woody Allen está de saldo, como su clarinete, y que todos podemos poner un Woody Allen en nuestra mesa por Navidad, porque el hombre, con casi  80 años, está de oferta y aparte es generoso con aquellos más desfavorecidos, como es el caso de Extremadura, a la que colocó como segunda cabeza de cartel en su minigira europea después de Montecarlo y antes que Barcelona, de forma que el 30 de diciembre de 2014 lo llevan algunos grabados a aguja y tinta en el brazo, como aquel legionario de Melilla que se tatuó el Sagrado Corazón de Jesús y le costó Dios y ayuda convertirse al Islam por el amor de una marroquí. Me cuentan que hasta un pedo que se dejó caer Woody Allen cuando se dirigía al público antes de la actuación, que nadie entendió ni papa, le olió a Agua de Rosas de Adolfo Domínguez a don José Antonio Monago Terraza, que ocupaba escenario detrás de él muy lindo trajeado y con una corbata azul celeste chillón, aunque sin saber ni mú de los que su invitado decía.

 

En la Asamblea de Extremadura se enzarzaban este jueves día 8 de enero de 2015 la diputada socialista Mireya Conejero y la consejera de Cultura Trinidad Nogales. A la primera no tengo el placer de conocerla y por la segunda siento una gran debilidad porque es una profesional de los pies a la cabeza y así lo ha demostrado junto a su marido, José María Álvarez Martínez, a cargo del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida. Pero no se trata aquí de analizar mis afectos o mis defectos, sino de dar mi opinión, subjetiva sin lugar a dudas, sobre el tema que estamos analizando.

 

Querida Trinidad: la repercusión del concierto de Woody Allen en Badajoz no se puede saber ahora ni te puedes dejar llevar por la opinión de unos estómagos agradecidos que van en busca del vil metal rápido, traducido éste en publicidad. Convendrás conmigo que hasta después de Semana Santa, con las campañas de turismo de primavera y verano no sabremos hasta qué punto la inversión oficial de 160.000 euros que costó el Concierto Institucional de Fin de Año del señor José Antonio Monago ha sido eficaz o no, y aunque sabes que el turismo es caprichoso, se me antoja que este año los datos serán mejor que el anterior pues Extremadura es un valor en alza en esta materia, tanto por el trabajo realizado desde el Gobex como los que tuvieron a bien acometer Juan Carlos Rodríguez Ibarra y Guillermo Fernández Vara, que en ocasiones olvidamos que cosechamos lo que sembraron los que nos precedieron.

 

En cuanto a las cifras del concierto, la diputada socialista, lleva razón: las cuentas no cuadran. Y no lo hacen porque  no se ha sido transparente desde el principio, aludiendo a una cláusula de confidencialidad que saltó por los aires desde el momento en que algunos medios de comunicación, entre ellos Digital Extremadura, insistieron en saber cuánto nos costaría la bromita del presidente Monago, el “autorregalo de Navidad”, como bien dice la socialista. Mira Trini, oficialmente –que extraoficialmente son otros números–, el concierto del cascajo de Woody Allen en Badajoz, quién tocó el clarinete como el que hace running sin zapatillas adecuadas, costó 163.350 euros, casi 30 millones de de las antiguas pesetas, y no la cifra de 72.000 euros que tú manejas, porque pienso que ha debido de haber un error de conexión entre la vicepresidenta y portavoz, Cristina Teniente y tú.

 

Los datos oficiales aportados por la vicepresidenta en rueda de prensa fueron los siguientes: , Gobierno de Extremadura, 72.127 euros: Ayuntamiento de Badajoz, 15.800 euros; Caja Almendralejo, 19.750 euros y taquilla 27.571 euros, lo que sumado da un monto de 135.248 euros al que hay que añadir el IVA; en total, 160.000 euros de dinero público, porque con los tres millones largos de las antiguas pesetas que aportaba la entidad privada se podían hacer hecho muchas actividades en esta región.

 

Y es en este punto donde la socialista Mireya Conejero vuelve a llevar razón, Con 160.000 euros se podría haber sido referente cultural a nivel nacional e internacional sin hacer falta que Woody Allen nos tomase el peno llenando el hueco que tenía libre entre el recital de Montecarlo del 29 de diciembre y el de Barcelona del 31 de diciembre de 2014. Aquí parece que los productores buscaron a los más tontos de la Península y señalaron a Extremadura para llevarse calentito, por una hora de actuación, 160.000 euros, que estamos hablando, Trinidad, de mucho dinero, ése de que no disponemos para que nuestros niños y jóvenes hagan teatro o cortos de cine, por poner dos ejemplos.

 

No hay que hacer más números ni romperse la cabeza: Woody Allen actuó en Badajoz, el señorito Monago se olvidó por una hora de sus viajecitos a Canarias y aquí paz y luego gloria. Pero piensa, Trinidad Nogales, que Extremadura cuenta con más de un millón de habitantes y que sólo 800 personas tuvieron el placer de ver al artista, cascajo o no –ni siquiera se retransmitió en directo por la tele pública, Canal Extremadura TV–, con lo cual se hurtó al pueblo extremeño de tener la oportunidad de participar en algo que pagaba con sus impuestos.

 

Al carajo las críticas de los medios regionales o nacionales. A mí lo que me importa es mi pueblo y en esta ocasión, Trinidad, como en otras tantas habéis fallado. Y de trabajar “desde la transparencia y la buena gestión”, nada de nada.


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