INTELIGENCIA EMOCIONAL Y SOLEDAD

[Img #41017] “La soledad, si bien puede ser silenciosa como la luz, es, al igual que la luz, uno de los más poderosos agentes, pues la soledad es esencial al hombre. Todos los hombres vienen a este mundo solos y solos lo abandonan”.

 

Thomas De Quincey

 

La mayor parte de las personas, manifiestan el temor a la soledad y a sentirse solas. Acabamos de pasar unas fechas, en las que muchas de estas personas, se han sentido en soledad. Lo más común, es la dificultad para afrontar este sentimiento de soledad. Por ello, se intentará aportar una serie de ideas, para hacer más llevadera esta sensación.

 

La soledad, se solía diagnosticar, como un variante de la depresión, pero hoy se ha reconocido una nueva atribución, ya que tiene sustantividad propia. La vida de cada uno de nosotros, está repleta de señales que nos activan, neutralizan o retardan el sentimiento de rechazo o aceptación de los demás.

 

Cuando perdemos nuestro centro de gravedad, surge la soledad. Suele ocurrir, cuando nos alejamos de la manada y nos quedamos solos con nosotros mismos. Como consecuencia de este suceso, surge la empatía como acicate principal del comportamiento prosocial. Nadie está solo al nacer, ni siquiera a medida que vamos creciendo. La propia naturaleza nos prepara para que esto no suceda, ya que tanto la necesidad sexual, como la necesidad de saciar el hambre, cuidar a nuestros hijos o a los demás seres queridos o ser sociable, nos hace garantizar la reproducción y la supervivencia. De hecho, nuestros antepasados eran gente pacífica y sentían seguridad, solamente cuando formaban parte de la manada. La soledad era difícil de imaginar, solamente se concebía la soledad con la muerte. Tampoco significa esto que la soledad se condena en todos los casos…

 

Podemos obtener beneficios de la soledad, porque aunque los seres humanos somos seres sociales por naturaleza, desde que nacemos nos vemos obligados a interactuar con los demás individuos, para asegurarnos la existencia y la supervivencia, por ello, debemos aprender a estar solos cuando la ocasión lo requiera, porque disfrutar de la soledad puede aportar grandes beneficios.

 

Cuando hay ruptura en la pareja, por ejemplo, es lógico que exista un duelo de asimilación del nuevo estado, pero podría perdurar menos tiempo con nosotros ese dolor, si hacemos positiva la emoción y aceptamos la situación lo antes posible. Si intentamos observar esos momentos de soledad, de desánimo, de vacío emocional, como algo novedoso, asimilándolo con la aceptación, cuanto antes y practicando nuevas formas de existencia, nuevos hobbies o retomando amistades, seguramente esa soledad, se transforme en libertad aprovechada para tu propio beneficio.

 

Relacionarse y rescatar amigos o hacerlos nuevos, es una forma de socializar muy beneficiosa. Es una de muchas formas existentes para desconectar del estrés diario. Pero encontrar un momento para la introspección, es lo mejor para llegar a nosotros mismos.

 

 Si nos sentamos unos minutos buscando la tranquilidad, y nos hacemos preguntas como “¿Estoy contento con lo que hago en mi vida? ¿Qué me gustaría cambiar? ¿Cuáles son mis objetivos?” Son preguntas que podemos hacernos para llegar a conectar con nuestro yo interno y así aliarnos con nuestra persona para reconfortarnos y conocernos mejor.

 

Todo este proceso hará que nos aproximemos a la madurez como personas.

 

 Acercarnos a nosotros mismos hará posible la solución a nuestros problemas, conociendo la raíz de los mismos para solucionarlos sin depender de nadie. Como resultado, se forjará una persona mucho más independiente, mucho más fuerte emocionalmente y la autoestima más sana.

 

Muchas veces, una persona puede sentirse sola cuando realmente está acompañada. Esto es una paradoja emocional, ya que sentirse solo, no implica necesariamente estar solo. Es una focalización hacia uno mismo, para no tener capacidad o no querer apoyarse en los demás. Se suele ver muy influido por emociones como la pérdida, incomprensión o frustración. Sentirse solo, es una equivocada forma de interpretar la realidad. Por ello, si transformamos esta lectura como fuente de desarrollo personal, de reflexión o inspiración, aportaremos sentimientos positivos a nuestra vida.

 

Sentirse solo es muy doloroso cuando se ha perdido a alguien que ha compartido el camino junto a ti y más aún, si ha sido de forma brusca e inesperada. Es muy significativo porque te recuerda constantemente el valor de lo construido juntos. El vacío que deja esa persona es muy grande, pero debemos domesticar ese dolor e intentar hacerlo amigo y aceptarlo. Si se intenta luchar contra él, el daño aumenta. Se debe aprender de lo sucedido y continuar con otra emoción que nos muestre otra salida.

 

Es cierto que crecemos entre las personas porque esa parte social, es fundamental para nuestro aprendizaje, pero no debemos crear dependencia de la presencia de los demás.

 

Es muy importante que se eduque a los niños en la sabiduría de estar solos para que puedan permitirse decidir con autonomía cuándo, para qué y con quién quieren compartir su vida para que aporte beneficios y les enriquezca. Enseñar autonomía emocional en la infancia es imprescindible.

 

Es fundamental encontrar momentos para estar solos e incluso lugares donde nos permitamos este lujo. Desde pequeños se da por hecho que en la vida siempre nos van a acompañar personas. Se debería enseñar que no es así ni en todas las etapas, ni en todos los contextos.

 

La soledad puede aportar muchos beneficios. Es importante aprovechar situaciones de soledad en la vida para dedicarnos un tiempo a querernos y mimarnos y no caer en la autocomplacencia, victimismo o incluso en la depresión. Debemos salir de la “zona de confort”.

 

La soledad debe ser buscada y deseada si hacemos uso de la introspección para la mejora personal y la creatividad. Es una excelente manera de conocernos a nosotros mismos.

 

Se debería ejercitar el sentimiento de estar solos exponiéndonos a este sentimiento.

 

Un abrazo intenso.

 

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