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ESCOBAR DEFIENDE LAS TARJETAS OPACAS DE CAJA MADRID

OPINIÓN
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Pedro Escobar es un listillo de tres al cuarto, que no contento con hacer la puñeta en Extremadura también la hace en Madrid. El líder de Izquierda Unida, Cayo Lara, convocaba días atrás una reunión con los coordinadores regionales de la coalición para tratar, entre otros, la más que obligada dimisión de los portavoces de la Comunidad y del Ayuntamiento de Madrid, Ángel Pérez y Gregorio Gordo, por su vinculación a las tarjetas opacas de Caja Madrid. Dimisión o expulsión es lo que se trató. Todos los coordinadores estuvieron de acuerdo, menos el de Extremadura, Pedro Escobar, ese que se quiere cobrar ahora los servicios prestados al Partido Popular y a José Antonio Monago Terraza, con un intento de rebajar del 5% al 3% el porcentaje mínimo para que una formación acceda al Parlamento.

 

Señor Escobar: la Ley D´Hont está fundamentada en el principio de la proporcionalidad y da estabilidad a las instituciones democráticas. Es la ley que marca el porcentaje mínimo para entrar desde en un Ayuntamiento hasta el Congreso de los Diputados y como tal rige en España, salvo en Andalucía y Cataluña, y en el resto de la mayoría de los países occidentales. Lo contrario a esta ley es la inestabilidad, más que comprobada en las dos Comunidades Autónomas citadas. Pero no se va a salir con la suya, no, a no ser que al PSOE le tiemble el pulso a última hora y vote a favor. Porque aquí el apaño hecho por PP e IU en la Asamblea extremeña no sirve por sí solo. Se necesita la mayoría cualificada de tres quintos de la Cámara, es decir, que ahora se da la vuelta la tortilla y los que tienen la sartén por el mango son Guillermo Fernández Vara y su Grupo Parlamentario del PSOE.

 

Optar, a cuatro meses de las elecciones autonómicas, por un cambio de la ley electoral es un suicidio para PP y PSOE, pero los peperos tienen las manos atadas por su coalición sin gobierno con Escobar e IU. Son las tasas que hay que pagar por las continuas abstenciones de Escobar a los proyectos de Monago, tantas que el mismísimo diputado de IU Víctor Casco ha dicho que no se vuelve a presentar a las elecciones, aunque hubiese sido más honesto con los extremeños y consigo mismo si hubiera dimitido, porque en los seis meses que transcurren desde que lo dice hasta que se va, se embolsa una buena cantidad de dinero en los bolsillos que pertenece a todos los extremeños.

 

El PSOE hace lo justo oponiéndose a bajar el techo electoral, no porque la Ley D´Hont beneficie a los grandes partidos, como argumentan algunos, sino por la estabilidad del sistema. ¿Se imaginan ustedes una Asamblea de Extremadura con diez o doce partidos? Sería verdaderamente imposible. Además, las leyes están para cumplirse. No se puede cambiar cuando las cosas pintan mal, como ahora a IU, y luego si todo va un poco mejor la volvemos a cambiar. Eso es un despropósito por donde quiera que se mire. La ley electoral debiera ser una para toda España y si está fijado que con el 5% se entra ya está. Lo que sucede es que los distintos Gobiernos que hemos tenido en este país han hecho más concesiones a unas regiones que a otras y de ahí vienen las ideas equivocadas. Porque, puestos a cambiar, ¿por qué el 3% y no el 0%, es decir que se abra la puerta de par en par y que entren todos a la vez?

 

Pero, continuando con las tarjetas opacas de Caja Madrid, ¿qué interés tiene Pedro Escobar en que estos dos presuntos corruptos no se vayan a la calle? Habrá que investigarlo, porque para mí la abstención de IU en la investidura de José Antonio Monago Terraza como presidente de la Junta de Extremadura fue sorpresiva, mas no sabemos qué prometió el presidente en las negociaciones previas, pero el silencio durante cuatro años de Pedro Escobar y sus otros dos diputados a la discutida gestión del PP en el Gobierno de la región es más que sospechosa.

 

Creo que Escobar tiene un gato encerrado en algún lugar y que por eso ahora el PP, aunque le perjudica, está a favor del cambio de la ley electoral. Menos mal que Fernández Vara y el PSOE mantienen la cabeza fría y, si no hay sorpresas de última hora, no darán marcha atrás en su negativa.

 


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