El poeta Gabriel y Galán definió a Santa Teresa con un pequeño verso: «Mujer de inteligencia peregrina y corazón sublime de cristiana. Fue más divina cuanto más humana y más humana cuanto más divina». Otros muchos autores le dedicaron bellos poemas,Cervantes,Góngora,Lope de Vega.
Se ha escrito profusamente sobre esta Santa escritora pero en realidad siempre queda algo por destacar ,especialmente su feminismo en un mundo en el que las mujeres no contaban desde el punto de vista social. Sentía pena por su madre, que al parecer debía esconderse para leer. Con su fuerza y su coraje llegó a fundar nada menos que treinta conventos en un ambiente poco propicio a ese ingente obra. La Inquisición andaba ojo avizor escudriñando los más leves atisbos lesivos de su ortodoxia.
Algunos de sus biógrafos han señalado que no nació en Ávila sino en un pueblo cercano llamado Gotarrendura donde su padres pasaron algún tiempo. Es un dato que no tiene relieve alguno pero que daría igual, lo importante es que pasó toda su infancia en la capital abulense.
Su padre, ante la pérdida de su madre, quiso alejarla del ambiente de sufrimiento creado en la familia y la ingresó en el convento de Santa María de Gracia en 1533 como pupila, algo frecuente entonces entre la gente de su clase, nunca como novicia, prueba de ello es que su progenitor se opuso posteriormene a su ingreso conventual.
Gran emprendedora sacó adelante su obra gracias a la firmeza de su carácter, es verdad que tuvo el apoyo de gente destacada que admiraba su entereza, pero también fue criticada duramente por importantes detractores. Fundó primero 17 conventos en veinte años e impulsó la creación de otros 14 masculinos siempre aceptando el entusiasmo de algunos y la oposición de otros sobre todo por ser mujer. Fue hábil para cerrar los tratos inmobiliarios en la puesta en marcha de sus conventos .Aconsejaba a las monjas no claudicar ante los retos, actuar con valentía:» nada te turbe, nada te espante» es una de sus frases muy conocida. Recordemos que Fray Bartolomé de Talavera, catedrático de la Universidad de Salamanca llegó a decir según cuenta alguno de sus analistas en sus valiosos trabajos, algo tan despectivo para ella como mujer y que tanto se ha dicho y por desgracia se sigue diciendo de las mujeres como :»más le valía que como mujer y monja se quedara en el convento hilando y fregando» y debió quedarse tan satisfecho.
Alcanzó su máximo reconocimiento en 1575 en un Capitulo General celebrado en Plasencia.
Es importante reconocer que fue pionera en impulsar el papel de la mujer hasta niveles solo alcanzados hoy, a pesar de que apenas se ha recordado esta importante faceta de su vida, en parte por ser monja y en parte porque su figura ha sido objeto de muchos estudios pero no todos profundos. Es cierto que algunos siglos después de su muerte la Universidad de Salamanca le concedió el primer Doctorado Honoris Causa en 1922 y fue nombrada Doctora de la Iglesia en 1970,tras muchos rechazos y oposiciones por el solo hecho de ser mujer, como se dijo para justificar tan injusta tardanza.
La autora es Académica correspondiente de la Real Academia de jurisprudencia y Legislación