Señores, ¿qué fue primero el huevo o la gallina? Cuidado con lo qué contestan. Porque
pueden estar dándole vuelta a la historia, tal como nos la contaron.
Fíjense, esto es algo que a mí me ha hecho pensar muchas veces, el cómo nos han
resumido algunas partes del todo. Cómo nos las han tergiversado. O encubierto. Estamos
vivos de milagro. Y seguimos razonando. De casualidad.
Aún así hubo muchos profesores con decencia. No hablaban pero nos daban como textos
libros magníficos que, si bien en su momento no valoramos lo suficiente, a medida que
fuimos creciendo nos ayudaron a reflexionar. De Saint-Exupéry o Anouilh, por citar sólo
algunos. Ya lo dijo María Montessori: “Sembrad en los niños ideas buenas, aunque no las
entiendan; los años se encargarán de descifrarlas en su entendimiento y de hacerlas
florecer en su corazón”.
Ahora, con la victoria de Trump, el mundo ha sufrido una convulsión. Primero porque
nadie contaba con ello, segundo por las muchas atrocidades que se han dicho en la
campaña, tercero por la incidencia que América tiene sobre todo el mundo.
Inmediatamente los analistas han comenzado a hacer sus análisis y los medios han
iniciado búsquedas sobre antecedentes y otras «hierbas». Y resulta que hubo quien lo
predijo. El primero de ellos, el programa de los Simpson.
En la necesidad de ser más originales y colocar sus crónicas, hemos leído infinidad de
datos y anécdotas, que en su momento pasaron sin pena ni gloria, como unas más, pero
que ahora, a la luz de los hechos, se han convertido en algo premonitorio.
Pues qué quieren que les diga, no lo tengo yo tan claro, no se si el personaje ya estaba
ahí o se ha formado sobre la marcha, en base a los apuntes dados por unos y otros.
Como en tantas novelas de ficción, convertidas en realidad con el correr de los tiempos.
No creo que fueran premonitorias de lo que iba a conseguirse después de uno o varios
siglos, sino más bien posiblemente sirvieron para que la potente mente humana se fijara
en ellas e intentase, con recursos modernos, hacerlas realidad.
Así que si esto es así, ¡cuidado amigos con lo que deseáis porque podéis hacerlo
realidad!. Ese hombre (Frankenstein lo llamaron) que inventó Mary Shelley una noche,
mezcla de muchos, y que hoy (época feísta, por antonomasia) ya no resulta ni tan
descabellado, ni tan monstruoso…Como muy natural y conforme a los tiempos.
Al día siguiente de la victoria de Trump, un colega mío se puso metafísico con el análisis.
Puede que no le faltara razón, pero claro, se le olvida algo: que a los personajes los
construimos entre todos, entre miedos, miserias y rencores.