Digital Extremadura
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  1  de enero de 2017. 9:45 horas. Cáceres. Escaleras que comunican la Avenida Virgen de Guadalupe y la Avenida Rodríguez de Ledesma. En las inmediaciones dos jóvenes atentos a sus móviles, rostros cansados anhelando el descanso. Una joven silueta  fatigada se aproxima ascendiendo las escalinatas, hace un receso y ante mi cercanía pregunta la hora, al indicarle la misma su rostro se torna liberado, no había perdido totalmente la noción del tiempo, su noche había sido larga.

 

A lo lejos, tres amigos bien alineados a lo largo de la acera se tambalean por los infinitos adoquines, desaliñados sus trajes de chaqueta, presas del trajín de una de las veladas más largas del año: la nochevieja.

 

Tras esas primeras visiones de inicio de año, me adentro en el Parque del Príncipe, inundado de frío y niebla. Recordé los innumerables partidos de fútbol, que allí,  disputamos muchos años atrás en el maltrecho césped del Parque. El terreno de juego constaba de porterías cuyos postes lo componían nuestras sudaderas o chándal, y cuyo larguero era siempre el producto de nuestra imaginación.

 

Jorge, Juanmi, Mario, Javi, Lois, Julio, eran asiduos, además de los rivales de otros bloques, Panadero, Montes, entre otros. Grandes partidos, grandes jornadas, y sobre todo, grandes tardes.

 

 Pero volvamos al presente, inicio de año y menos afluencia de transeúntes en el Parque, escarcha en el firme, hielo en las fuentes, niebla abundante cubriendo las Palmeras, Quercus y Cactus.

 

Ese ha sido mi inicio de 2017, un año en el que te deseo a ti, un año ilusionante, sin barreras, que transformes tus creencias irracionales, perseverando en ello y que no “terribilices” cualquier adversidad, simplemente que te ocupes y no te preocupes.

 

Que cuando arrecie el frío tu abrigo se llame Esperanza, que vivas siempre soñando, que busques la armonía interior y exterior.

 

Que l@s que se crucen en tu camino en este año posean una única característica: que sean buena gente.

Que tus acciones conformen historias bonitas y compartidas.

 

Que no carezcas de fuerzas para futuros contratiempos, que aprecies la belleza de las cosas, que valores lo que posees no ansiando paraísos lejanos.

 

Pero sobre todo, te deseo, que seas FELIZ.


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