García Bernal defiende que se mantengan las mismas ayudas para producciones clave en la nueva PAC
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Los burócratas de la Comisión Europea en Bruselas, junto con los dirigentes políticos europeos, toman decisiones cada día más sorprendentes.

Abducidos por un ecologismo que tiene mucho de ingenuo o tal vez no tanto y responda a ocultos intereses, han adoptado una serie de resoluciones de gran calado, basadas en discutibles fundamentos científicos y, además, lo más importante, sin valorar las consecuencias económicas y sociales que su drástica puesta en marcha, pudiera traer consigo para los ciudadanos europeos.

Pareciera que las controvertidas decisiones que toman son la respuesta a la presión de lobbies ecologistas muy potentes, que andan por Bruselas intentando imponer sus teóricas tesis.

Haciéndose eco del cambio climático y dando por sacrosantas e irrefutables las tesis del IPCC (Intergovernmental Panel on Climatic Change), optaron por imponer la descarbonización de la sociedad europea, costara lo que costase. Y nos va a costar un riñón la broma.

Comenzaron atacando a las centrales nucleares, que, por cierto, no emiten CO2, ni gases de efecto invernadero, aunque generen residuos peligrosos cuyo almacenamiento está técnicamente resuelto. Increíblemente, algunos países como Alemania, entraron en el juego y han procedido al abandono casi total de su energía nuclear. Cuando en Europa se han visto con la soga del gas al cuello y que las renovables por sí solas no resuelven el problema, por lo menos a medio plazo, los burócratas han tenido que rectificar y calificar la energía nuclear como verde.

En España, donde somos más ecologistas que nadie, seguimos el mismo camino de los germanos y pontificando que las energías renovables eran la panacea universal, también optamos por ir abandonando la energía nuclear y procediendo al cierre y desmantelamiento de algunas centrales. Ahora empiezan a arrepentirse y tendrán que prolongar la vida útil de las pocas que quedan, al menos durante cierto tiempo. O arruinarán a millones de familias y empresas si no lo hacen.

Los alemanes con su errónea política pasaron del riesgo nuclear, al riesgo del gas de Putin porque dependen de él. Y cuando Putin cogió la sartén por el mango y se vio amenazado por las penalizaciones hechas como represalia a su invasión de Ucrania, cortó el grifo del gas y ya veremos cómo pasan este invierno los sufridos teutones, que, por cierto, gozan de un clima invernal bastante crudo. Parece que van a tener que reactivar sus centrales de carbón, que son las más contaminantes de cara al cambio climático. ¡Qué cosas ¡

Nosotros desde España, como somos inefables, en lugar de mimar a nuestro máximo suministrador de gas, Argelia, nos enemistamos con este país, para dar satisfacción a las tesis marroquíes sobre el Sáhara nunca antes admitidas por España, y ahora resulta que compramos más gas a Rusia que a Argelia.

Las consecuencias son, que estamos pagando precios desorbitados por la energía eléctrica, por el gas y por la cesta de la compra, de modo que millones de familias españolas no llegan a fin de mes, y muchas industrias y negocios grandes y pequeños contemplan cierres parciales o el abandono total.

Pero en Europa no sólo han tomado medidas erróneas en el sector energético, que como se sabe es un sector estratégico.

Si uno examina la evolución de la PAC (Política Agraria Comunitaria) de la Unión Europea (UE), observa como el color verde y las exigencias ambientales a agricultores y ganaderos, no hacen más que aumentar en cada nueva versión de la misma que se les impone.

En la nueva PAC 2023 – 2027, destacan además de su complejidad administrativa, la introducción de nuevos eco esquemas (en la última versión se les denomina eco regímenes), que son exigencias medioambientales, que suponen un paso más en la dirección de disminuir producciones en el marco agrario de la Unión Europea.

Esta forma de actuar afectará a un sector estratégico y pondrá en peligro la seguridad alimentaria para los estados de la UE, obtenida con productos propios. Ya se estima que, por este camino verde, las producciones disminuirán en un 15 %. Es el primer paso para el desabastecimiento alimentario de la vieja Europa. Que es la consecuencia de transitar por esta senda ecologista, que se les está obligando a recorrer a agricultores y ganaderos de la UE, si quieren percibir las ayudas de la PAC.

Estas medidas nos conducirán a la dependencia de terceros países en cuanto al abastecimiento de productos agroalimentarios. Cuando estemos en sus manos nos reducirán las cantidades a suministrar y elevarán los precios. Como ha ocurrido con la energía. Y entonces, los europeos, que somos unos ciudadanos que gozamos de un alto nivel de bienestar, además de frío, pasaremos hambre. Todo a la mayor gloria de la ecología que nos abruma.

Los burócratas europeos, como empiezan a atisbar las consecuencias de las erróneas decisiones que están tomando, ahora parece que quieren establecer, para determinados productos esenciales, normas que dispongan la obligatoriedad de tener almacenados en los estados miembros, unas reservas estratégicas de los mismos.

Parece que Bruselas empieza a caer en la cuenta ahora, de las consecuencias a las que conduce la dependencia exterior de determinados sectores estratégicos, y pretende que los estados miembros lleven a cabo acopios de urgencia, e incluso establecer fases de preparación, alerta y emergencia, según las existencias de las que se disponga.

A buenas horas, mangas verdes. Es lo único que se me ocurre.


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