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ACCIDENTE  MÚLTIPLE  EN LA AUTOVÍA EX – A1

OPINIÓNCÁCERES
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La autovía autonómica extremeña EX – A1, Autovía del Norte de Extremadura, une en la actualidad las localidades de Navalmoral de la Mata (autovía A 5) y Moraleja, pasando por Plasencia, en donde enlaza con la autovía A-66, y por Coria.

 

El objetivo prioritario cuando se diseñó esta infraestructura por parte de la Junta de Extremadura, era llegar a la frontera portuguesa en Monfortinho para allí enlazar, a través de una autovía portuguesa de nueva construcción, con la A-23 lusa ya en servicio.

 

Problemas presupuestarios en Portugal han retrasado la construcción de su autovía de enlace desde la frontera en Monfortinho a la A 23. Ante esta circunstancia la Junta de Extremadura decidió, yo creo que con buen criterio,  diferir a su vez la construcción del tramo Moraleja – Frontera Portuguesa hasta que Portugal diese luz verde a la nueva autovía de su competencia.

 

El tramo actual construido de la EX – A1 cumple la función principal de articular todo el norte de Extremadura y enlazarlo con las autovías A 66 y A5. Es evidente que su objetivo final se cumplirá cuando llegue a la frontera portuguesa. Entonces el trayecto por la A5 y por la EX A1 se convertirá en la ruta por carretera más corta entre Madrid y Lisboa.

 

La EX A1 es una autovía de última generación y cumple todos los parámetros de este tipo de infraestructura para una velocidad de proyecto de 120 km.h-1. Es una carretera moderna en la que la seguridad vial está contemplada al máximo, así como el confort de la conducción (radios de curva, pendientes, IRI…etc.). Puede calificarse como una autovía segura y confortable. Pero en estas vías de alta capacidad, aunque se reduce la siniestralidad en relación a la que existe en las carreteras convencionales, también se producen accidentes de tráfico.

 

En la génesis de estos últimos intervienen no sólo las características y el estado de la vía. También participan otros actores como son los vehículos y los conductores.  El estado de los vehículos en sus elementos más importantes: neumáticos, luces, frenos, amortiguadores o motor puede ser determinante en muchos de los percances.

 

También las condiciones en que se encuentran los conductores son un elemento clave en la génesis de un accidente: somnolencia, distracciones y exceso de alcohol o drogas pueden ser elementos decisivos en muchos incidentes graves en las carreteras.

 

Aunque en un accidente a veces también pueden intervenir factores externos, imponderables y sobre los que no tenemos ningún control como son los elementos meteorológicos: lluvia, granizo, hielo, viento o niebla como más destacados.

 

Uno de estos fenómenos parece que ha sido el protagonista principal del accidente múltiple ocurrido hace unos días en las proximidades de Galisteo, en el kilómetro 62 de la mencionada autovía autonómica EX – A1.

 

Un banco de densa niebla agravado al parecer, y esto habrá que investigarlo, por el humo emitido por una industria próxima, ha sido el desencadenante del suceso que se ha saldado con un fallecido, un herido muy grave y 26 lesionados de menor consideración.

 

46 vehículos de distinto tipo se han visto involucrados en el incidente, que ha tenido lugar en los dos sentidos de la autovía. Parece que el accidente primero ocurrió en el sentido Plasencia – Coria y algún despiste de conductores al reducir la velocidad o al detenerse para observar el mismo  desencadenó otro en el sentido contrario.

 

Como consecuencia hay que lamentar daños personales irreparables y también cuantiosos daños materiales.

 

Para tratar de evitar accidentes como el que nos ocupa hay que seguir recordando a los conductores tres aspectos muy importantes que han de tenerse en cuenta para evitar o minimizar estos sucesos.

 

El primero de ellos es que mantengan sus vehículos en adecuadas condiciones técnicas para la circulación con vistas a reducir al máximo su protagonismo en un accidente.

 

El segundo aspecto a considerar es que lleven a cabo la conducción manteniendo un estado físico y mental que también minimice el riesgo de ser los causantes del suceso.

 

Y por último y muy importante han de adaptar su conducción al tipo de vía por el que circulan y a las condiciones externas que determinan la circulación del vehículo. Especialmente cuando se dan esos fenómenos meteorológicos sobre los que no tenemos control.

 

Con lluvia, hielo o niebla hay que extremar las precauciones y la atención en la conducción para anular o minimizar el riesgo de tener un accidente y sus posibles consecuencias.

 

Y a las administraciones titulares de las infraestructuras hay que exigirles que mantengan las mismas en condiciones técnicas que maximicen la seguridad vial: señalización tanto vertical como horizontal con reflectancia y visibilidad suficientes, pavimentos con su rodadura en buenas condiciones, información a los conductores sobre posibles situaciones de peligro por fenómenos no controlables, son aspectos que han de cuidarse mediante unas labores de conservación y mantenimiento adecuadas.

 

Los recortes presupuestarios de las administraciones no debieran interferir en las inversiones sobre conservación y mantenimiento de carreteras. Ha de ser un aspecto prioritario de las mismas. Ganaremos mucho si evitamos en lo posible este tipo de accidentes. Y una buena conservación de las infraestructuras ayuda a conseguirlo.


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