La palabra plagio aparece por primera vez en los escritos del poeta Marcial-Siglo I antes de Cristo-En uno de sus Epigramas le dice a un amigo: “Te envío mis libritos, si es que puedo llamarlos míos a los que ha escrito un amigo tuyo y cuando se proclame su autoría dile que soy yo el autor y harás que se avergüence”. Es una desfachatez y cara dura (perdón por el vulgarismo) merecedora de condena social, puede ser un delito tipificado en el Código Penal que protege la propiedad intelectual.
Al parecer es un hecho muy común, se ha dicho que el 52% de las tesis y tesinas que se presentan se apropia de lo realizado por otra persona para obtener un diploma acreditativo de calidad académica. Debería avergonzar al que realiza tales prácticas aunque tiene pocas consecuencias. Se divulgan, se subrayan y la realidad es que impera la pasividad. Solo un estremecimiento que dura apenas unos días. Nuevamente se ha detectado que personajes políticos de gran nivel han conseguido títulos de doctorado tomando fragmentos de otras obras de más o menos interés. Incluso aparecen profesores que copian argumentos filosóficos en sus libros de texto que venden y les procuran importantes ingresos. Son hechos que tienen que denunciarse por si fueran constitutivos de delito.
El ideal de la Humanidad de Sanz del Rio no es sino una mera traducción de Krause, como descubrió el eminente profesor Ureña. Descartes copió sus argumentos más conocidos, como el pienso luego existo de un Jesuita español que publicó varios años antes su obra Antoniana Margarita, según señala Menéndez Pelayo. La Sra. Etxchebarria que ganó un premio de poesía presentando una obra de Antonio Colinas, un gran poeta y fue condenada por ello. Ya es reincidente, hace años fue acusada por apoderarse del título de una de sus obras: La Eva Futura, tomado de una obra de Auguste Villiers D, Islam un escritor francés cuya obra se señala entre las delicatesen, como fue la novela el Vizconde Demediado de Ítalo Calvino. Los títulos son intangibles, pensemos lo que sería una obra que se titulase El Rey Lear, el alcalde de Zalamea o la Montaña Mágica.
Una denuncia acaba de salir nuevamente a la luz, el plagio de Lucía Etxebarría en un libro sobre las mujeres en el siglo XXI que ha tomado párrafos enteros de varios artículos periodísticos. La escritora ha manifestado exclusivamente que las reclamaciones vienen bien, que “la polémica, vende”
El plagio se advierte con frecuencia en el terreno musical cuando se toman más de ocho compases de composiciones ajenas. También se advierten en el ámbito científico. El médico italiano Dr. Dogliotti presentó como propio en un congreso científico celebrado en España el descubrimiento de la anestesia metamérica conocida como epidural, descubierta y publicada años antes por el cirujano español Dr. Pagés Miravé.Al ser descubierto el plagio, el profesor italiano tuvo que confesar que había “tomado” el invento del cirujano español, muerto muy joven. Afortunadamente el verdadero descubridor es hoy reconocido en todo el mundo.
Plagiar es una acción deleznable. El autor se lucra del trabajo ajeno que, lleva consigo el esfuerzo y dedicación de muchos años del verdadero creador como señaló el profesor Laín Entralgo.La creación no se improvisa, no viene como un viento que llega de regalo. Es fruto del estudio y la dedicación del dueño de la obra. Tiene un carácter ético, del que se responderá ante “el tribunal de la historia.” Apoderarse del trabajo ajeno es una acción reprobable, si además se utiliza para obtener premios o títulos académicos, es una inmoralidad. Las tesis doctorales o los libros de texto que se utilizan en las cátedras tienen que hacer referencia a sus autores y acotar con comillas los párrafos que se recogen de otros autores.
La autora es Académica correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación
