EXTREMADURA

CARTA A CONTEXTO ACTUAL

Estimados miembros de Contexto Actual,

Os dedico personalmente estas líneas en respuesta a vuestro texto publicado el pasado 4 de junio en Digital Extremadura. Por no empezar con rodeos este texto es para trasladaros mi desazón con el mensaje que subyace en dicho texto. La razón es sencilla, más que abogar por un regionalismo fuerte, el poso del documento traslada derrotismo y resignación, así como una gran desconfianza en el gran hito alcanzado el pasado fin de semana.

El regionalismo debe construirse desde la afección, la cultura y la creencia colectiva de que esta tierra tiene una oportunidad. El regionalismo debe construirse desde la critica propositiva, algo que por mucho que releo vuestro texto no soy capaz de encontrar. El regionalismo debe construirse desde la reparación y superación de relaciones personales viciadas y caracterizadas por los egos y luchas cainitas -algo que en muchos casos es el resultado premeditado de las prácticas de los grandes partidos para evitar el florecimiento de un movimiento relevante (aunque ciertamente dos no juegan si uno no quiere).

Creo firmemente que es el momento de poner sobre la mesa dos realidades que están convergiendo en el panorama político extremeño y que pueden ser una palanca sólida para el resurgimiento de una opción política centrada exclusivamente en los intereses de la región.

Primero, el relevo generacional dentro y fuera de las formaciones, por un lado, hay gente más preparada, más orientada al acuerdo y sin mochila de relaciones de traición y odio dentro de los nuevos y viejos partidos, por otro, hay más consciencia del potencial de nuestra tierra para el desarrollo de un proyecto de vida ambicioso, capaz de satisfacer tanto las demandas más básicas, como las más intangibles.

Segundo, que la traición al espíritu constituyente que dio forma al estado de las autonomías es hoy imposible de ocultar. A casi nadie se le escapa el hecho de que los gobiernos autonómicos se han convertido en meras comparsas de las grandes empresas políticas, y digo empresas porque apenas se pueden llamar ya partidos, centradas en el mantenimiento de cuotas de poder que garanticen la paz social dentro de sus cuadros, aunque sea a costa de la gobernabilidad y el progreso de regiones como la nuestra.

Es incontestable que Extremadura en este contexto sólo puede seguir perdiendo. Nuestra posición de partida en el juego de la política nacional es sencillamente pésima. No sólo por nuestros indicadores socio económicos, sino por la falta de representatividad por la sangría demográfica. Somos como esa sartén para hacer huevos fritos que perdió el antiadherente; seguimos en el cajón, pero sólo se nos presta atención en momentos puntuales cuando el resto de opciones fallan. Somos invisibles y somos inútiles a nivel nacional, de nosotros ya tienen lo que quieren y lo tienen gratis; una despensa y una pila de energía.

Por todo ello, desde la intelectualidad y profesionalidad con la que etiquetáis a vuestro grupo, creemos que vuestra responsabilidad es la de ayudar a crear cultura política de región. Fomentar la creencia de que una nueva etapa es posible y acompañar a los extremeños y extremeñas en ese proceso de construcción; no poner palos en las ruedas antes de haber iniciado el movimiento.

Que el denominado bloque extremeño es una amalgama es evidente, pero también se puede interpretar como el primer foro de construcción de una identidad política regional que de respuesta a los tres niveles de gobierno, regional, provincial y municipal. Un contexto de reparación de relaciones y creación de nuevas alianzas, el espacio perfecto para el desarrollo de un pensamiento político basado en la confrontación y/o agregación de ideas y poder ponerlas en acción, no simples palabras que se lleve el viento.

Que la premura el bloque extremeño tendrá un programa de mínimos y basado en reclamaciones históricas. ¡Pues claro! ¿Cómo puede ser de otra forma cuando vivimos en una región donde casi dos de cada cinco habitantes están en riesgo de pobreza Extrema? ¿Cómo podríamos tener la osadía de no poner toda nuestra atención en las cosas de comer? Necesitamos algo tan básico como vías de tren, autovías, agua y una mayor independencia y justicia fiscal para, al menos, poder aspirar a la “parte media de la tabla”. Es más, lo que yo consideraría un insulto a la inteligencia de los extremeños y extremeñas, son aquellos programas que trasladan a la opinión pública que Extremadura es la nueva tierra prometida.

Sinceramente, si vuestra intención es mejorar nuestra tierra, en lugar de juzgar el nombre que hayamos puesto a la coalición o trasladar vuestras serías dudas sobre lo que se está consiguiendo (he de decir  con gran atrevimiento ya que lo hacéis sobre la absoluta ignorancia de lo que ocurrió el pasado sábado) lo que sería de esperar es un comentario parecido a “como intelectuales y profesionales Extremeños nos ponemos a disposición de este nuevo grupo para trasladarles nuestras ideas y experiencia…”

Si vuestra disposición es la de conseguir dar voz y relevancia a nuestra tierra con el fin de alcanzar un peso político suficiente que nos permita exigir lo que por historia y justicia se nos debe, tenéis las puertas abiertas.

Si vuestra intención es la de alimentar el derrotismo con la dudosa satisfacción moral del “esto ya lo decía yo” desde el altar del anonimato y las tertulias endogámicas al más puro estilo existencialista, os rogamos que deis un paso al lado.

Si vuestra intención es atacar el regionalismo deliberadamente para el beneficio de otras formaciones políticas nos tendréis en frente, porque nuestro objetivo no son sólo estas elecciones, nuestro objetivo es defender nuestra tierra ahora y hasta donde lleguen nuestras fuerzas.

Mi partido os tiende la mano, me atrevo a decir que la coalición también, la gran pregunta es ¿la queréis coger para trabajar en pos de una mejor Extremadura o preferís tener razón en Twitter?

Ya me diréis.

Atentamente,

Diego Albardonedo

Miembro de la ejecutiva de JUEX