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Cartas a Ari, MARZO 2021

OPINIÓNCÁCERES
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Querida Ari: La temporada declina. En nada estaremos en “la larga travesía del desierto”, como decíamos antaño. Ya sabes, me refiero a esos meses atroces que van desde marzo hasta el estiaje. Te contaré la última peripecia y sé que comprenderás por qué me siento ufano de haberla protagonizado.

Ayer, yo encuclillado y presto para disparar al cochino o a la zorra que llegase por la ladera de enfrente, vi venir a doña Gama,  que la pobre huía del alboroto de  Julián y de los perros. Me pasó a 8 o 10 metros no más, “a huevo”, como decimos; pero no disparé. ¡Cómo iba a disparar a aquella acongojada señora! ¿En qué cabeza cabe?

Así como no tuve reparos en fulminar a don Gamo, a la señora mis respetos y vaya usted con Dios. ¿Verdad, Ari, que hice lo debido? Cambio de tercio, hermana.

En Barcelona sigue la algarada. La turba radical de los antisistema sale cada noche a romperlo todo, a apedrear a la policía y a robar cuanto puede de tiendas y comercios ¿Pero qué pasa en este país para que se consientan esos desmanes y tamaños despropósitos? Otro cambio, Ari.

Hace demasiados días  que no voy a la patria chica. Y lo noto, me afecta en el ánimo. Necesito mirar el cielo desde allí. Me sosiega y calma. No sé qué pasa, pero creo que algo parecido al personaje de la novela de Paul Bowles “Bajo el cielo protector”. Tú me entiendes. Hay mucho que contar, querida compañera de mis pasos cinegéticos y urbanos. El virus sigue suelto llevándose a mucha gente por delante. Cada día que pasa, sin que nos ataque, es un pequeño triunfo. Ya veremos. En breve iré a donde reposan tus restos físicos, que los espirituales sabes que están aquí a mi lado. Un abrazo cordial.


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