Querida “Ari”: Pena grande que te pierdas esta primavera pletórica. ¡Tanto que ver y tanto que contar! La primera en la frente. Los animalistas y entendidos de Bruselas quieren que se acabe lo de la tórtola y piden una moratoria de cuatro años. Eso ya sabemos lo que es: adiós a la caza estival de la tórtola, no cuatro años, sino para siempre. A mí me afectaría ya poca cosa. He tenido la inmensa suerte de vivir muchas Medias Vedas y de haber estado presente en tiradas memorables. Pero ¿Y las nuevas generaciones? ¿Les van a hurtar la dicha incomparable de estar en el puesto y ver la llegada de ese misil alado tan bello? ¿Les van a quitar el inefable placer de un estofado de tortolitas con patatas?….Pues sí, casi seguro. Se han empeñado y de un plumazo administrativo prohíbirán su caza. Como soy animalista y mando yo, aquí no caza tórtolas ya nadie. ¿Te das cuenta “Ari”, de cómo son los tipos esos que hacen y deshacen en el monte sin haberlo pisado en su p…vida? Parece que te estoy viendo “Ari”, cuando el niño tiraba a las tórtolas, ahí cerca del arroyo de “Brujas” y tú ibas a cobrarlas y las traías al puesto. Cualquiera tiempo pasado…
¿Sabes lo que me dicen, “Ari”? Que las tres páginas que te dediqué en el librito “Soliloquios” han hecho llorar a más de dos y más de tres. Con lo cual, deduce tú: te han querido tanto como yo. Bien orgullosa puedes estar en ese tu mundo celestial. Por cierto, tu hermana “Candela” me dijo el otro día que te diera un abrazo, y tu reemplazo, el bodeguero “Choc”, por aquí anda haciendo de las suyas. Eso sí: guarda la casa con un celo admirable. Te echamos de menos continuamente. Un abrazo, “Ari”.