Todo indica que Juan Francisco al presenciar los hechos se acercó para que la trifulca no fuera a más, con la mala suerte que su intervención mediadora desencadenó en unos efectos no deseados. A su salida del bar fue apuñalado por los que a minutos antes había intentado disuadir de sus andanzas incívicas.
Cualquier persona ante tal situación pudo optar por mantenerse al margen de lo que acontecía o, por el contrario, intervenir para mediar.
Sin embargo, Juan Francisco, sólo contempló una opción, actuar para que la trifulca no llegara a más, y, se involucró de manera ejemplar como si se encontrase en servicio activo esa noche, es innato en el ADN de los miembros del Cuerpo de la Guardia Civil, servidores incansables, valorados cada día más por la sociedad civil, gracias a estas actuaciones ejemplarizantes.
Mi sentido pésame a sus familiares y a toda la familia del Cuerpo de la Guardia Civil, que doy fe, que cada minuto lleva a puro y debido efecto el cumplimiento del precepto de nuestra Constitución Española que propugna que la Administración Pública debe servir con objetividad los intereses generales, de acuerdo con el principio de eficacia, con sometimiento pleno a la ley y al Derecho.
Juan Francisco, servidor público y un ejemplo para todos y todas, intentó como cada día que preservara el orden y la ley con lealtad, profesionalidad, vigor, constancia, conducta y honor. Descanse en paz.
