Las naciones Unidas han adoptado un instrumento de promoción de algunas cuestiones socialmente importantes y ofrecen un día internacional para determinados conceptos con el fin de que sirvan de trampolín para la sensibilización de asuntos de interés general y llamar la atención sobre ellos. El éxito de la iniciativa ha sido destacable.
El día 20 de marzo han declarado el día de la Felicidad una conmemoración abstracta. Conocemos una espléndida obra del filósofo Bertrand Russell titulada La Conquista de la Felicidad que tuvo gran repercusión. Es preciso conseguir la felicidad en cualquier ámbito de la vida. Especialmente sensible en el desenvolvimiento laboral. El acoso en el trabajo está muy extendido y ocasiona sufrimientos difíciles de eliminar. Los psicólogos han definido el acoso en la empresa como “la muestra constante de conductas hostiles, tanto de forma verbal como no verbal excluyendo el contacto físico” que se alejan de una actividad necesaria para la vida.
Según estadísticas divulgadas, en el Reino Unido el 30% de los trabajadores ha sufrido maltrato de algún tipo por parte de sus jefes o de compañeros en su centro de trabajo y apenas ha habido denuncias, por miedo o por pasividad. Son muchos las veces en que se recomienda no presentar querella por la falta de pruebas .En realidad es un delito silencioso que suele cometerse sin dejar rastro.
Algunos tratadistas han confeccionado una larga lista de las conductas deleznables que utilizan los acosadores contra sus víctimas, dentro del ámbito laboral ya sean los jefes o los propios compañeros de trabajo, entre ellos sarcasmos, insultos personales, amenazas e intimidaciones, correos agresivos, tratar a una persona como si fuera invisible, destacar con mala fe cualquier equivocación y humillaciones aireadas para provocar el rechazo o la mofa de los demás compañeros que producen destrucción de la víctima.
Las empresas deben reaccionar ante estas conductas. Si se estimaran en términos económicos el costo real de cada acosador que tienen en plantilla seguramente los empleadores intentarían no incluir a ninguno en el organigrama de la entidad. Todos los trabajadores tienden a protegerse frente a los malos compañeros y dejan de hacer sugerencias valiosas y se advierte la perdida de motivación, falta de colaboración y especialmente la aparición de enfermedades psicológicas.
Se invoca como ejemplo a seguir, una empresa conocida que incluía entre sus factores de éxito el hecho de no contratar “imbéciles” (employing no yerk). Para alcanzar sus objetivos los empleados debían aceptar antes de firmar el contrato que se comprometen a ser buenos compañeros de trabajo, que tratarán con educación y respeto a los colegas. Lo deben poner en práctica también todos sus líderes estableciendo la interacción positiva entre todos ellos.
El empleador no puede pretender que sus empleados sean perfectos, solamente conseguir que cuando se equivoquen, se disculpen y traten de no repetir los errores y sobre todo que sean amables y tolerantes, en definitiva, respetuosos, educados como corresponde a cualquier persona de bien. Las organizaciones que permiten malas conductas de sus trabajadores tienen, en general, dificultades para retener a personas de talento que abandonan en cuanto les sea posible.
En una obra titulada La Revolución de la Felicidad, se han recogido unas recomendaciones y advertencias sobre el bienestar personal y laboral, que son muy importantes para procurar que se eliminen los malos tratos, y el acoso en el trabajo que tanto sufrimiento producen. Algunas sociedades ya han adoptado medidas importantes para obtener un alto nivel de bienestar en cuanto condición interna de satisfacción que ayuda a los trabajadores.
En el trabajo se invierten muchas horas de la vida y la armonía para la convivencia pacífica es una meta que hay que alcanzar, alejándose de cualquier tipo de comportamiento ofensivo. No hace mucho tiempo se ha expuesto una propuesta de “humor en la empresa” que promueve la alegría en las relaciones de trabajo. Puede ser una base para que trabajar no se convierta en un penoso sufrimiento que hace mucho daño y es evitable. Hay que recordarlo en el Día Internacional de la Felicidad, aunque señalar estos días internacionales pueda cansar.
LA AUTORA ES ACADÉMICA CORRESPONDIENTE DE LA REAL ACADEMIA DE JURISPRUDENCIA Y LEGISLACIÓN