Si has llegado hasta aquí probablemente el concepto de e-commerce no sea nada nuevo para ti. No obstante, déjanos explicarte más en detalle en qué consiste. Cuando hablamos de e-commerce hacemos referencia al comercio electrónico. Se basa en ofrecer los servicios de un comercio cualquiera utilizando internet.
Es decir: la venta, marketing, compra y reparto de servicios/productos se realiza en línea, un buen ejemplo sería Amazon. Si te interesa iniciarte en el mundo del comercio online, a continuación, te presentamos los pasos básicos que tendrás que seguir.
Establece tu tipo de comercio electrónico
- B2C: en este tipo de negocio prima la apelación directa al consumidor por parte de la empresa. B2C son las siglas de “Business to Customer”, y un buen ejemplo de B2C puede ser un casino españa, ya que el negocio necesita directamente del consumidor.
- B2B: el “Business to Business” se centra en las transacciones llevadas a cabo entre empresas.
- C2B: en este caso es el consumidor el que aporta valor a la empresa.
- C2C: esta nomenclatura se utiliza para negocios que relacionan a dos usuarios finales del producto o servicio ofertado.
Seguramente te estés preguntando qué modelo encaja mejor con tu negocio. Ahí eres tú quien tiene la última palabra. Recuerda tener en cuenta las características de tu producto o servicio, las necesidades de tus consumidores potenciales y, por supuesto, tus preferencias.
Creación de la web
Como bien habrás notado si eres consumidor, el nombre de los comercios suele ser bastante importante y representativo. Bautizar tu e-commerce no es tarea baladí. Busca algo que lo identifique, que lo diferencie y que sea atractivo y creativo.
¡Y no olvides tener en cuenta el SEO! Establecer un nombre y un dominio que resalten sobre los demás puede conseguirse haciendo un buen uso del marketing y enfocándose en la imagen que se quiera transmitir.
Ajusta el tipo de envío
¿Sabes cuál será tu cliente objetivo? ¿Sí? En ese caso diseña la modalidad de envío que más se vaya a adaptar a la franja de edad y forma de consumo habitual de tus consumidores. Es importante que alcances los estándares de calidad y rapidez que esperan los clientes de tus servicios.
Algo muy común en los últimos años es el dropshipping. En esta modalidad de venta no es necesario contar con un almacén, pues el negocio se encarga de recibir los pedidos, adquirir el producto de un tercero y hacérselo llegar al cliente final. Es ventajoso sobre todo cuando el volumen de ventas es alto. A su vez, se evitan los gastos de gestión de inventario y almacenaje, entre otros.
Personalizar y adaptar los productos
Actualmente es difícil proveer un producto o servicio o único. Como suele decirse, está todo inventado. Es por ello que ofrecer productos personalizados aportará un valor añadido que diferenciará tu oferta de la de la competencia.
No obstante, y como se ha mencionado en el apartado anterior, para que funcione con efectividad es necesario tener claro cuál será el público objetivo de tu negocio para adaptarlo lo mejor que puedas.
En definitiva, hay numerosos aspectos a tener en cuenta antes de lanzarse a la aventura de abrir un e-commerce. Toma las decisiones clave antes de hacerte visible a tus clientes. Una buena forma de empezar es diseñando una estrategia de marketing digital apropiada y que aporte un contenido visual valioso.
