CARTAS ACEHUCHEÑAS
100 – EL PIE EN EL ESTRIBO
Estimados compatriotas: Tengo tantas cosas que contar que, falto de fuerzas, mejor las dejo en el tintero. Una caterva de recuerdos se agolpa en mi memoria y unos contra otros todos pujan por salir. No sé cómo poner orden en este desbarajuste. Estamos en la puerta de la escuela, acaba de llegar Don Antonio, nos abrimos para dejarle paso y en tropel nos empujamos unos contra otros para entrar a ver quién lo hace primero. En el barullo, desorden y empujones, Clemen se parte de risa y mira hacia atrás, parece que lo estoy viendo. Hay batalla de tiradores entre dos partidas, allá tras las paredes de un huerto que hay cerca del Jardín. Asomo la cabeza y una china me alcanza y me hace una pitera. Enrique me lleva a casa; yo, llorando como una magdalena. Ha llegado un cura nuevo. Se ha ido ya Don Pedro Tovar. Adiós a aquellos dulces con los que nos obsequiaban las hermanas del señor párroco en el día de su cumpleaños. Vamos con el cura nuevo a ver a Don Antonio, pues somos los monaguillos. Se llama Don Fausto. En el Bar del Cine “Avenida” Eugenio nos hace unos bocadillos de anchoas maravillosos, que para eso somos amigos íntimos de Dámaso, su hijo. El domingo ponen una película en technicolor y del oeste, se titula “Más allá del Missouri” y trabaja en ella Glark Gable….
En fin, entonces la vida por delante. Y ya la hemos vivido. Ahora nuestro amigo Benito Arias es el alcalde y le deseamos larga vida. Las caras de entonces van desapareciendo poco a poco, ley de vida, y cada vez más caras nuevas que no sabemos con quien relacionar. En los años 40 había en el pueblo casi 2.500 habitantes ¿Dónde se meterían? Vino luego la diáspora y ahora nos reducimos a 800 y pico. El pueblo ha crecido en extensión una barbaridad. Ya no echaré una partida al billar en “ca” Rafael, pero me puedo sentar en la terraza de Roberto, antes tío Justo, a mirar pasar el tiempo. Antaño se veía “la Fábrica” y más allá el pico de Las Cortes. Ahora no. Casas y la estatua de la carantoña. “Hasta aquí hemos llegado” dijo el soldado de los tercios y cayó al suelo inerte. Pues eso, compatriotas: “Puesto ya el pie en el estribo/ con las ansias de la muerte / gran señor / ésta te escribo” dijo nada menos que Cervantes. Pues con su permiso, le copio: “Puesto ya el pie en el estribo / cansado ya de recuerdos / estimados compatriotas / esta última carta os escribo”.
