
Esta nueva técnica, que sólo empezó a llegar a partir de 2016 a algunos centros sanitarios privados de nuestro país, podría sustituir en un futuro cercano a las resonancias magnéticas en este campo, fundamentalmente en el seguimiento de pacientes ya diagnosticadas de cáncer de mama a las que se le solicita control evolutivo, lo que permitirá mayor celeridad en el flujo de trabajo y mejorará los tiempos de espera.
Según indica el jefe del Servicio de Radiología del Hospital Universitario de Cáceres, Urbano de la Calle, ésta es una importante ventaja, dado que la resonancia es una prueba más compleja y de mayor duración que genera rechazo en un cierto número de pacientes porque les provoca claustrofobia, mientras que la mamografía prácticamente no causa molestias a la paciente.
Para el doctor de la Calle, la explicación de que el primer hospital de España en implantar esta tecnología sea precisamente el de Cáceres es sencilla: “la hemos conseguido gracias al concurso de equipamiento para el nuevo hospital”, señala.

El contrato, que se adjudicó por un importe total de 28’5 millones de euros a pagar en cuotas anuales, tiene entre otras ventajas la de dotar al hospital de equipamiento de última generación y eliminar el riesgo de obsolescencia tecnológica.
Para el gerente del Área de Salud de Cáceres, Juan Carlos Escudero, la implantación de este equipo y de la técnica diagnóstica que aporta “es una buena muestra de la gran capacidad tecnológica que tiene el nuevo hospital, y de la inquietud y el buen hacer de los profesionales sanitarios para adaptarse a las nuevas técnicas y ofrecer a los usuarios la mejor atención posible”.






