conejo
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Cartas acehucheñas

Estimados compatriotas:

Hace algunos meses, en estas cartas que os dirijo, por el viento, por internet o cualquiera sabe, os conté que nuestro paisano Lalo ( Alejandro Hurtado) había encontrado noticias de dos sociedades de cazadores que hubo en nuestro pueblo, allá en aquel siglo XX que va ya camino del recuerdo  y del olvido. También en ese siglo, específicamente en los años sesenta, en torno al señor cura párroco de entonces, Don Fausto Sánchez Dosado, entre unos cuantos dimos forma legal a la Sociedad de Cazadores  “La Comunitaria”, con su junta directiva, sus estatutos, reglamento y etc.

Dicha sociedad de aficionados a la canana, perro, mochila y escopeta ha venido ocupándose del ejercicio de la caza en nuestro término, en los terrenos que constituyen el Coto Local. Han pasado ya muchos años desde que disfrutamos de la bonanza silvestre de piezas de caza en unos años determinados. Me refiero a aquellos años, los setenta y ochenta, en que una población extraordinaria de conejos alegraba la geografía acehucheña y por ende proporcionaba jornadas  de caza inolvidables. Que nos lo digan a Pedro (Durán) y a servidor, que cazábamos un domingo sí y otro también en el Arroyo del Infierno. Nunca nos faltó buena copia de conejitos para deleite nuestro y de nuestros allegados.

Pero aquella plétora de conejos dio al traste, entre todos los matamos y ellos solos se murieron. Quiero decir que tal vez la exagerada presión de las escopetas contribuyera a su declive, pero sin duda fue la incuestionable plaga de las enfermedades las que asolaron a nuestra emblemática pieza de caza: primero la mixomatosis y luego la letal neumonía hemorrágico vírica. No os cuento nada nuevo. Y todo ello para comunicar ahora que la labor que algunos miembros de la sociedad están haciendo en pro de la recuperación de las poblaciones de conejos me aparece admirable. Ojala haya suerte y funcionen todos esos majanos que han montado en determinados parajes del coto local.

Hay que darles un montón de gracias a esos muchachos que se han esforzado en la tarea de la recuperación de la vida y de la caza, y que tantas alegrías llevó a los hogares  acehucheños.

Que San Eustaquio, patrón de los cazadores españoles, y San Sebastián naturalmente, nos echen una mano.


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