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En un programa de esos en los que se narran ocurrencias infantiles, una oyente contó cómo habiendo mandado a su hijo castigado a su cuarto, él le había pasado una nota por debajo de la puerta: “Mamá, te quiero mucho, pero te quiero más en son de paz”.

Al ver este sábado la película “Criaturas de Dios”, ambientada en un pequeño pueblo de Irlanda, con duras condiciones de vida y donde los sentimientos tienden a mostrarse muy tímidamente (por no decir que no se muestran) para poder sobrevivir sin romperse, pensaba yo en la sesión de Pleno a la que asistí por la mañana.

Se constituía una nueva Corporación Municipal. La que regirá los destinos de Cáceres los próximos cuatro años. Ya saben lo que ocurre con estos asuntos, que nunca llueve a gusto de todos y de ahí que la risa vaya por barrios. Aún así, el saber estar fue el distintivo del acto. Un poco más efervescentes los aplausos cuando juró el nuevo alcalde, pero sin exagerado bullicio en voz alta. En política, las mareas llevan y traen en función de los aconteceres y las tendencias y poco se puede hacer cuando la ola va en un sentido determinado, fruto de muchas causas y circunstancias. Solo unos pocos la resisten, seguramente por su buen asentamiento en el lugar que les tocó vivir.

Así pues observaba yo a los protagonistas más con mirada del “todo punto humana” que política, y apreciaba la contención de los gestos y la afabilidad (real o fingida) del trato. Por un día, todos aplaudieron a todos y buscaron tratarse, ante propios y extraños, a la altura de las circunstancias del momento. De vez en cuando, algún gesto de los próximos a los ediles se colaba en el escenario, pero era muy rápido, casi imperceptible y enseguida desaparecía.

En la película pronto empiezan a emerger las emociones. Un acontecimiento pone patas arriba la vida del pueblo y la fe de la protagonista, hundiéndola en un dilema moral -sobre lo qué debe o no debe hacer- del que escapa dramáticamente y con costes muy duros. Lo que ocurra en esta legislatura está aún por escribir. Pero sin duda aflorarán los controversias que corresponden a una distinta concepción de la vida y los asuntos. Y así debe de ser dentro del máximo respeto personal. No parece lógico que todos estuvieran de acuerdo siempre con todos y que una calma chicha se apoderase de la institución. No solo porque quienes estuvieron conocen ahora los entresijos del sistema, cosa que aún deben aprender los que llegan, lo que creará roces. Sin duda.

La vida política cotidiana también tiene estas cosas. Cuatro grupos diferentes hay hoy en el Ayuntamiento cacereño, por deseo de los propios ciudadanos. Los componentes  de ellos habrán de defender su labor de acuerdo a lo qué prometieron en su carta electoral; labor que, en principio, debiera enfocarse desde planteamientos distintos. Y así debe de ser, porque del debate moderado surgen las ideas y los buenos réditos para una ciudad. Pero también existen unos sentimientos muy diversos que acabarán aflorando lisa y llanamente a la superficie. Sin tardanza. Hoy se ha hecho hincapié, por parte de algunos medios, en la buena relación de los unos con los otros. Como un plus. Mañana comienza de verdad la nueva etapa.

P.D: En la imagen, la nueva Corporación Municipal de Cáceres, 20-23-2027.


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