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Al Profesor Enrique Moradiellos de la Universidad de Extremadura , le acaban de dar el Premio Nacional de Historia por su “Historia Mínima de la Guerra Civil “.Y en las entrevistas que con tal motivo le han hecho ( ABC, y otros ) dice cosas que si las dice otro,por lo menos le tachan de fascista seguro. Pero a él le han dado el Premio  precisamente “por la ecuanimidad con la que aborda el tema de estudio“.

Sin embargo creemos que cosas así las deben oír los españoles. ¿Y cuáles son esas cosas?.Veamos.

“No debemos homenajear a golpistas , pero tampoco a los revolucionarios “.¿Habrá entonces que quitar las estatuas de Prieto y Largo Caballero…Y dejar las calles en paz.”Si al fin y al cabo el parámetro de medida es la democracia,dudo mucho que Durruti tenga más de demócrata que el general Varela o el general Aranda “(ABC ).

“Yo creo que ahora la sociedad española está vacunada de violencia.La guerra nos ha hecho una sociedad muy tolerante.Antes de que Franco muriera la sociedad española era ya cívica y democrática y homologable a toda Europa occidental”. (ABC).Habrá que recurrir a los años 50,en que fue retirada la censura de las Naciones Unidas,en que vinieron los presidentes de los EE.UU.En que salió el Informe del Banco Mundial.Y el Plan de Estabilización.Y los Planes de Desarrollo…etc.etc.

Aún más : “La Historia debe ser muy tolerante para entender por qué Franco hizo lo que hizo “(EL ESPAÑOL).”Para escuchar e interpretar las pruebas,tolerancia “.”Me refiero a mis colegas más pasionales de lo que se debiera. Si odias mucho a Franco, dedícate a estudiar música,porque no sirves para historiador “. “EL ESPAÑOL “.

Entonces,habrá que pedir a los españoles ,entre otras muchas cosas,mucha “ ecuanimidad “…


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    Enrique Moradiellos asegura que «no hay una verdad última sobre la Guerra Civil»
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    21/07/2011 16:04 Actualizado: 21/07/2011 16:04 EFE
    El historiador Enrique Moradiellos ha dedicado años a investigar sobre la Guerra Civil y, en estos días en que se conmemora el 75 aniversario de su comienzo, asegura que «no hay una verdad última» sobre este conflicto, que «no fue inevitable» y cuyas «múltiples verdades se van concatenando».

    «No está todo dicho sobre la Guerra Civil. Nunca tendremos el cuadro completo o, como quien dice, la historia sagrada de la guerra», afirma Moradiellos en una entrevista con Efe en la que habla de su nuevo libro, «La historia contemporánea en sus documentos».

    Publicado por RBA, el libro profundiza en los principales acontecimientos de los dos últimos siglos a partir de 45 documentos de máximo interés histórico «y cuyo análisis sirve para conocer el contexto a que se refieren».

    «Así se ve que la Historia no es una ciencia exacta ni es posible cerrar un conocimiento sobre ella de manera definitiva. Es una obra humana que se hace sobre la base de la interpretación de unas pruebas, después de que estas hayan sido cribadas y analizadas», señala Moradiellos (Oviedo, 1961).

    La Revolución Industrial, el nacimiento del feminismo, el darwinismo, la producción de la minería asturiana, la colonización de África, la II República española, la Guerra Civil, el nazismo, el franquismo o la Perestroika son algunos de los fenómenos analizados en este libro, de carácter didáctico.

    Y entre esos «hitos cruciales», la guerra del 36 ocupa un lugar destacado y es un tema al que Moradiellos le ha dedicado libros como «El reñidero de europa. Las dimensiones internacionales de la guerra civil española» o «Los mitos de la Guerra Civil».

    A la hora de enfocar lo sucedido en la guerra, cree que «enseguida se ve quién es sectario y quién no en la terminología que algunos emplean».

    «Queremos entender sin calibres morales. Nos interesa saber el porqué de las cosas, no ser un juez que dicta sentencia inapelable», asegura Moradiellos, para quien lo sucedido en la guerra se debe analizar «sobre el principio de que pudo ser de otra manera, y que no estaba escrito que fuera a ser así».

    «Si el ejército no se hubiera partido por la mitad, si el Gobierno hubiera activado previamente sus mecanismos de defensa y si algunos partidos no hubieran alentado una dinámica de demonización del contrario, muy agresiva, todo aquello no hubiera sucedido», subraya.

    Los nuevos documentos que van surgiendo arrojan luz sobre ese período, y Moradiellos tiene claro que «no hay una verdad última sobre la Guerra Civil. Es un fenómeno histórico polifacético que tiene múltiples verdades que se van concatenando».

    También ha habido «una enorme renovación» historiográfica en lo relacionado con las víctimas, un tema sobre el que hay que seguir profundizando aunque Moradiellos espera que se haga «sin tanta acritud asociada al fenómeno».

    Como en toda guerra civil, en la de España «hubo más víctimas de la represión en retaguardia que víctimas de combates». En la zona republicana «pueden ser unas 60.000 personas las que perdieron la vida, y en la nacional «hubo cien mil víctimas de la represión durante la guerra y otras 50.000 en la posguerra».

    «Es una cifra muy elevada en ambos casos», subraya Moradiellos, para quien está claro que el régimen franquista «tuvo voluntad fehaciente de aniquilación. La victoria en la guerra es el título de Franco hasta el final, era el caudillo de la victoria, y para sus partidarios era también el enviado de la divina providencia».

    Moradiellos ve lógico que, en relación con las víctimas, haya «una mera justicia reparatoria», pero considera «preocupante que sobre eso se organicen campañas políticas de demonización».

    «Creo que hubiera sido mejor una política de Estado conjunta de atención a las víctimas», comenta.

    Este historiador también se refirió a la polémica suscitada por el «Diccionario biográfico español» y aseguró que la Academia de la Historia «ha desaprovechado una gran ocasión».

    «Ha habido falta de criterios operativos, y eso es peligroso en una obra de este tipo», afirma.

    En su opinión, no debían haber incluido en el diccionario a personajes vivos -el de Oxford no los incluye-, ni debían haber encomendado biografías «a alguien que tenga relación familiar, afectiva o ideológica con el biografiado».

    Luis Suárez, autor de la controvertida biografía de Franco, «ocupó cargos importantes durante el franquismo y estaba compenetrado con el régimen. Es un franquista redomado y no se le puede pedir que haga ese texto».

    Moradiellos lamenta que el Estado le haya dado «una gran cantidad de dinero a una Academia que no se ha modernizado y cuya media de edad es de 84 años. A esas edades ya no se está para ciertas cosas», asegura.

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