Saltar a la comba parece cosa de niños o de boxeadores pero constituye un ejercicio excelente para cualquiera que desee mantenerse en forma.

Beneficios de saltar a la comba

Saltar a la comba resulta simple, barato, divertido, no requiere apenas espacio y, bien hecho, da muy buenos resultados. Entre ellos:

  • Mejora la coordinación.
  • Favorece la armonía rítmica.
  • Reafirma los músculos de piernas, pantorrillas, brazos y pectorales.
  • Tonifica los glúteos.
  • Mantiene flexibles las articulaciones.
  • Aumenta la capacidad pulmonar y cardiovascular.
  • Quema muchas calorías; se calcula que 30 minutos saltando a buen ritmo pueden consumir hasta 315 calorías.

Contraindicaciones de la comba

Pese a todos estos beneficios para la salud, saltar a la cuerda no es una actividad aconsejada para todos: si se padece alguna lesión en la espalda o las rodillas, o se sufren problemas respiratorios u óseos, mejor abstenerse.

Para evitar lesiones y que las rodillas no sufran es importante flexionarlas ligeramente al saltar y buscar una superficie blanda donde practicar el salto.

En general, no es conveniente saltar a la comba más de tres días por semana. Es preferible combinar esta práctica con otra actividad física complementaria, como la natación.

¿Cómo saltar a la comba?

Para empezar a saltar no hace falta mucho: una cuerda, unas buenas zapatillas y el lugar adecuado:

  • La comba se puede comprar fácilmente en cualquier tienda de deportes o juguetería.
  • Las zapatillas deberían contar con un refuerzo en los tobillos y, si puede ser, cámara de aire para amortiguar el impacto del peso del cuerpo, tres veces superior cuando se salta.
  • Lo idóneo es hacerlo sobre césped, arena o tierra, aunque un suelo de madera también puede servir.

Otro aspecto que hay que tener en cuenta es que necesita un breve calentamiento y unos estiramientos finales.

Consejos para saltar a la cuerda

  • Longitud de la cuerda. Para calcular su tamaño idóneo, si se pisa con los talones, los extremos se han de juntar con las manos a la altura del ombligo, con los brazos estirados.
  • Frecuencia adecuada. Al principio, se alterna un día de ejercicio con uno de descanso: el primer día, basta con saltar cinco minutos a un ritmo moderado. El segundo día, hasta ocho minutos; y el tercero, hasta doce. A partir de aquí se puede aumentar el tiempo progresivamente hasta 30 minutos.

vía MSN/ CUERPO MENTE