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EDITORIAL DEX:

Nos duele en el alma la triste desgracia del tren en Extremadura pues hace años, muchos años, que se planteó la necesidad de una solución que diversas administraciones, en distintos ámbitos y de distinto color no han sabido o no han querido resolver.

Era sabido que un tren de alta velocidad no puede perder preciosos minutos en entrar y salir casi 25 kilómetros en una estación como la de Plasencia, configurada en fondo de saco… ¿Qué se ha hecho por parte de los citados?

Tener un proyecto de Región, tener una idea de Ciudad significa, como en una empresa, tener un proyecto a desarrollar, estructurar la más óptima organización y, por último dotarla de las personas más capaces, al margen de otras consideraciones, para llevarlo a cabo. Cuando no se cuenta con esta planificación las carencias están servidas.

No se contó nunca con un proyecto regional de conjunto, pero si se propuso por parte de algunos: una estación intermodal en la terminal del aeropuerto de Extremadura, que diera servicio a Badajoz y a Mérida, otra en Rio Tajo, que sirviera para Cáceres y Plasencia; todo ello partiendo de supuestos realistas y posibles, ya que ni el tren de alta velocidad puede parar en todo sitio, ni tenemos población para tener demanda en cinco estaciones, ni muchos días va a haber una clientela significativa en Badajoz, Mérida, Cáceres y Plasencia, que también quiere lo suyo.

Nunca se ha previsto organización alguna, el proyecto anterior podría haberse completado con una previsión de conexiones intermodales, autobús, taxi e incluso tren desde las citadas ciudades, con las estaciones citadas, en esta última modalidad un tren local que desde la estación municipal, con billete ya para la alta velocidad, llevase a los viajeros hasta las estaciones generales y de tren a tren hacer el transbordo en tres minutos. Habría costado menos y sería más eficaz. Tampoco nadie pensó en prever autobús o taxi, o las nuevas modalidades de transporte de las que disfrutamos en la actualidad. La falta de ideas y organización nos llevará a perder el tiempo que ganamos sobre las vías en espera a un enlace local al llegar al destino porque no habrá taxis suficientes o no existirá coordinación entre el horario de los autobuses municipales y la llegada de la alta velocidad, mientras tanto se habla, su cuenta, se dice y nada se hace, eso sí los responsables cobran todos los meses.

¿Y qué decir de la especialización, experiencia, formación y capacidad de las personas que dirigen el asunto? ¿Cuántos asesores pagamos que nada asesoran porque nada saben? Los méritos de los que ocupan los puestos son, salvo excepciones, la afinidad partidista y la confianza de su líder, nada de lo que realmente debería ser… así se comprende pero no se justifica la falta de proyecto y de organización… pero insistimos, cobrar, cobran todos los meses.

Y ahora, tras treinta años de posibilidades y de capacidades pérdidas, unos se llevan las manos a la cabeza, y otros dan la callada por respuesta, todo ello para cubrir sus incapacidades y sus carencias, que nos han llevado a esta situación.

Pero sería estúpido quedarse en la crítica por justificada que esta sea y frente a los que se ponen de canto hay que aportar soluciones:

1.- Efectivamente un tren de velocidad alta, inicialmente Badajoz-Madrid con línea de alta velocidad entre Monfragüe y Badajoz, no puede entrar en Plasencia, y tampoco puede hacerlo en Mérida, es una pérdida de tiempo imposible de asumir para la eficacia y rentabilidad del servicio y el ratio tiempo/distancia que exigen los usuarios. Es una cuestión técnica que debería haberse solucionado hace años con otras posibilidades pero que no se hizo. Ahora no hay solución.

2.-  Las estaciones de Monfragüe y Aljucén, deben renombrarse de Plasencia y Mérida (Centro Plasencia y Centro Mérida las actuales) y la solución para estas ciudades es la dicha, un tren tranvía que lleve a los viajeros desde las estaciones centrales a las de alta velocidad con todos los servicios contratados y que parando en paralelo ambos trenes permita el transbordo en tres minutos de uno a otro sin bajar al andén.

3.- En el momento que tengamos la alta velocidad Lisboa-Madrid habrá que saber que las conexiones más rápidas, no más inicialmente de cuatro al día, no tendrán más de dos paradas (caso del Madrid-Sevilla con Ciudad Real y Córdoba) siendo siempre una de ella la de Cáceres, punto intermedio entre ambas capitales ibéricas, pudiendo repartirse las demás entre Evora, Badajoz y Talavera de la Reina, y poco más) Podrá haber otros trenes, de velocidad alta, que paren en otros sitios, pero no los principales si queremos preservar lo ya dicho, sería una pérdida de tiempo imposible de asumir para la eficacia y rentabilidad del servicio y el ratio tiempo/distancia que exigen los usuarios.

4.- No perdamos de vista la necesidad de enlazar Extremadura con Francia sin pasar por Madrid, la conexión al norte convertida en una bonita vía verde, ineficaz a los efectos económicos y de desarrollo, es tan vital como lo fue hace 150 años, no tener esa visión estratégica en tiempo y territorio dice muy poco de nuestros gobernantes y nos lleva una vez más a la pérdida de decisivas oportunidades, exactamente igual que la conexión con el puesto de Sevilla, otra cuestión a defender. El recorrido Sevilla-Mérida-Cáceres-Salamanca-Valladolid-Irún debería ser una prioridad una vez consolidado el de Lisboa-Cáceres-Madrid. Empiecen con ello.

5.- Mientras tanto, políticos nuestros, no es tiempo de protestas y propagandas para cubrir sus vergüenzas, ni calladas más lamentables si cabe, es tiempo de establecer programa, organización y equipos, que lo hecho, mal hecho, tiene solución, o al menos pueden minimizar sus consecuencias.

¿Pueden decirnos  a qué viene gastar dinero en una estación que se anuncia de velocidad alta en Plasencia cuando se sabía que era imposible comercialmente el acceso de este servicio a la misma?

Si lo hacen, programa, organización y equipos, los ciudadanos lo agradeceremos y tendrá sentido que cobren sus nóminas, que nos cuestan muy caras.


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