Aquellos que en la actualidad estamos curtidos en mil batallas, incluída la de La Madrila de octubre de 1991 con la inolvidable y desaparecida Alicia Izaguirre – menuda » gobernadora» – y pasamos parte de nuestra juventud en Cáceres, hemos hecho mucho, pero que mucho ruido, muy distinto y menos desagradable y horrísono al que ahora se produce con, por ejemplo, tal sentencia de la Audiencia Provincial de Cáceres, cuanto menos discutible y alarmante en muchos de sus términos, para políticos y hosteleros.
Precisamente, estos hosteleros no son delincuentes, ojo, son empresarios que han propiciado el divertimento para una gran parte de la ciudadanía y multitud de puestos de trabajo en una zona que en la actualidad está prácticamente desolada y donde levantar un negocio es harto complicado y sobre todo arriesgado, a la vista está.
¿ Ruido ?, más lo producimos los que en determinados momentos nos juergueamos y ninguna plataforma – ¡ qué barbaridad de colectivo ! – nos denuncia, ningún juez nos condena y la sociedad no se nos echa encima cual lobo depredador.
Ser alcalde, por tanto, a la vista está, es muy peligroso, ser hostelero, muy complicado, ¿ Y ser consecuente y justo en esta sociedad ?, estamos viendo que ni siquiera algunos jueces nos dan ejemplo para nuestra tranquilidad y confianza.Así nos va.
Ayer apoyé públicamente en la red social Facebook a Carmen Heras y Carlos Jurado. No obvio a los once hosteleros condenados, con los que me solidarizo incondicionalmente y a los que les digo desde este medio de comunicación que estoy a su disposición para lo que necesiten.
Así lo expresa un vecino de La Madrila desde 1966, fijaos sí sé lo que es ruido.