Escribir de esto les aseguro que me produce ya tedio y sopor. Lo único que me preocupa de todo ese tinglado es que entrullen a mi amiga Carmen Heras, que espero que no; lo demás se me da una higa, francamente. Que por qué estoy en tan radical postura. Porque estoy hasta los mismísimos de aguantar años y años la falta de civismo de todos esos que “hacen ruido en La Madrila”. Hace años un tipo de cuyo nombre ni me acuerdo me puso como chupa de domine por quejarme del ruido y las molestias; aducía el tío que yo era un enemigo de la cultura y no sé qué más lindeces. Pues a los amigos de la cultura de La Madrila los invito a que se vengan un viernes o un sábado por la mañana temprano a ver el “cultural” espectáculo que yo he visto infinidad de veces.
Borrachos, gamberros, peleas, excrementos, parejas hetero y homo sexuales en plena función, basura a montones por todas partes y ruido, eso sí, mucho ruido. Y no de la musicata atroz de los locales, que por suerte suelen estar insonorizados, sino de la gente en la calle que a cualquier hora de la noche vocea, grita y berrea, sin importarles ni m….que haya niños y ancianos tratando de descansar.
Cerraron hace tiempo algunos locales, bien ¿y qué? ¿ha dejado la gente nocherniega de acudir a La Madrila hasta bien salida la luz del sol? ¡No! Siguen ahí, cada viernes y cada sábado dando la lata y fastidiando al prójimo. Beban todo lo que quieran, pero háganlo dentro, y ahí dentro atáquense las narices de la maldita coca y no en mi misma puerta. Bueno, nada, lo dejo, ni policía, ni educación ni vainas. Estamos condenados. Maldita LOGSE, lo que ha traído. SCM
