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Lance Armstrong se sincera: «Me dopé durante los siete Tours, todo es una gran mentira»

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Tranquilo, como si estuviera concediendo una entrevista más tras alguno de sus ficticios triunfos, Lance Armstrong recoció que su secreto para ganar siete Tours fue «doparse sistemáticamente, pero en ningún momento creí que hiciera trampa. Busqué el significado de la palabra trampa y vi que no adquiría ventaja respecto a los demás. Sí me he dopado y me sometí a transfusiones de sangre para ganar los siete Tours. No voy a decir ningún nombre, señalar a nadie, pero no es verdad que otros compitieran limpios». De esta manera el norteamericano reconoció que había engañado a todo el mundo y, de paso, dejó en duda a todo el ciclismo de la época. Y lo hizo tan tranquilo, sin inmutarse, sin pestañear en ninguna de las decenas de preguntas que le realizó Oprah Winfrey para la CBS y que en España fue emitida a través de Discovery Max. Mañana tendrá lugar la segunda parte de la entrevista en la que se podrá ver a un Armstrong mínimamente emocionado cuando habla de su familia.
Lance Armstrong asumió errores y repetía una y otra vez no querer señalar a nadie, pero muchas de sus palabras dejaban en evidencia al resto de ciclistas de la época. «Empezaré diciendo que es demasiado tarde y que es mi culpa. Todo lo que he ganado ha sido utilizando cortisona, EPO, transfusiones de sangre… Aproveché el tratamiento para mi enfermedad para empezar con ello. Sin esas ayudas, no es posible ganar siete Tours consecutivos. Todo es mi culpa. No es que dijeras que ‘no’ y ya está. Llamabas a otros mentirosos y no pasaba nada. La historia fue perfecta durante mucho tiempo. Matrimonio feliz, siete Tours, hijos… pero ahora todo es tóxico y malo».
El exciclista habla del proceso como algo natural. «El programa de dopaje era profesional, serio e inteligente. No ha sido el programa de dopaje más grande de la historia porque ahí está el de Alemania del Este de los años 70. Era muy sencillo. No te controlaban durante la temporada, no había pasaporte biológico. A las competiciones llegabas limpio, pero durante el año podías hacer lo que quisieras. No te controlaban. Encontré el entorno idóneo«. No hay que olvidar que Armstrong vivió durante algún tiempo en Girona. El texano sigue con su declaración. «Lo único que necesitaba era oxígeno y mi cóctel estaba formado por EPO, transfusiones y testosterona. Pasé cientos de pruebas y en ninguna di positivo. No conozco a todo el mundo e igual había gente que no lo hacía, pero la cultura no la impuse yo. La última vez en la que crucé la línea fue en 2005. No recuerdo con exactitud el tema de las latas de Coca Cola, pero sí es cierto que alguna vez nos inyectábamos EPO en la caseta y fuera estaban los aficionados. Las jeringuillas iban en las latas. Todo ha sido una gran mentira«.
Armstrong era el jefe absoluto, quería controlarlo todo, ganar por encima de todo. «Me quería perpetuar en la historia. Lo inicié con el tratamiento del cáncer. Las ruedas necesitaban aire y yo el dopaje. No obligué a nadie de mi equipo. Eso sí, queríamos que todos estuvieran fuertes. Nunca obligué a nadie a doparse, pero si no lo hacían y no respondían, podían dejar el equipo. Intimidaba a mis compañeros. Quería controlarlo todo y si alguno decía algo que no me gustaba…».
Asegura que no tenía constancia de hacer trampas
Durante años estuvo relacionado con el doctor Ferrari, ‘mago’ del doping para muchos. Hasta ayer, el norteamericano negó esa relación. «Veía a Ferrari como una buena persona y por es negué todas las acusaciones sobre sus métodos. No era el cerebro de la trama, pero sí que tuve relación con él y me ayudo mucho«. Justifica su actuación y su comportamiento por el «ansia de ganar todo. Ahora lo veo y todo me parece ridículo. Lo que hice, lo que decía, las denuncias a las personas que me señalaban, mis declaraciones. Era arrogante, prepotente. Pensaba que no estaba mal, que todo formaba parte de la historia. No tenía constancia de hacer trampas, de utilizar ayudas que otros no hacían, tal y como define el diccionario a esa palabra. Lo más preocupante de todo es que pensaba que no hacía nada malo. Por eso el día que me quitaron los Tours me hice la foto en el salón de mi casa para demostrar a todo el mundo que eso era mío».
Oprah Winfrey le señala y le dice si no se ha sentido como un capullo y un filántropo por aquello de lo malo que hacía y de la buena cara que ponía con el asunto de la Fundación que puso en marcha. «Tengo ambos defectos y estoy pagando por ellos. Quizás puse en marcha la Fundación para justificar todo. En ese momento no eres conscientes de estar haciendo nada malo. Estaba con el presidente y con las estrellas del rock y no piensas en ello. Lo peor de todo fue el discurso del último Tour.Vaya manera de hacer el ridículo, pero en ese momento te crees que nada te puede afectar».
Lo único que negó fue un posible positivo en el Tour de Suiza y por el cual se dice que donó dinero a la UCI. «Es falso. Nunca di positivo y ese dinero lo di porque me lo pidieron. No tenían y yo era rico y por eso no vi mal dar algo de dinero a la UCI pese a no estar nada de acuerdo con sus dirigentes. En este momento de la entrevista fue cuando empezó a hablar de algunos de sus excompañeros y empleados del equipo. «Es cierta la historia de la cortisona que contó O’Reilly. Tuvimos que falsificar una receta para tapar un positivo. Me disculpé ante ella, de igual manera que he hecho con Betsy Andreu a la que llamé zorra por decir que me dopaba. Al menos me he intentado disculpar con ella. A Landis no le guardo rencor. Me iba avisando de lo que hacía y de las denuncias que tenía preparadas. Solo le decía que me dejara en paz. Nunca le di la espalda y el reaccionó así porque pensaba que sí. Me amenazaba con colgar testimonios en Youtube. No lo hizo, pero fue al Wall Street Journal«.
Su arrepentimiento se mide con su declaración de intenciones de colaborar para encontrar un ciclismo limpio. «No voy a encabezar nada, pero si me llaman acudiré. Jamás presioné a la Justicia para que hace dos años cerrara el caso. En ese momento pensé que los lobos se habían marchado de la puerta, pero sabía que iban a seguir. La USADA lo tenía muy claro y no desistió. Estoy convencido que si no hubiera vuelto a competir no habría pasado, no se habría descubierto nada», dejando patente que no está muy arrepentido de lo hecho y sí de sentirse señalado por lo hecho durante toda su carrera. «Al menos puedo decir que el último podio, el de 2009, fue limpio del todo«. Mañana, más.

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