Agosto
mes amable por las vacaciones, el descanso y la tranquilidad de los que
pueden disfrutarla, este año ha
prodigado sus habituales días de calor, y se ha
continuado la buena racha en las cifras de desempleo en nuestro país. El
número de parados registrados en las oficinas de los servicios públicos de
empleo se situó al finalizar agosto en 4.698.783, tras bajar en este
octavo mes en 31 desempleados,
siendo de hecho el mejor dato desde el año 2000.
Aunque falta
aún mucho camino por recorrer, destaquemos que también Agosto ha sido testigo
de las veces que de forma reiterada y cansina Pérez Rubalcaba ha continuado
pidiendo la dimisión de Rajoy.
. La comparecencia del Presidente Rajoy en
el Congreso de los Diputados el día uno fue el primer acontecimiento, allí el
Presidente del Gobierno español dijo con claridad todo lo que un Presidente con
dignidad ha de manifestar para desmontar
ese acorralamiento al que le quieren someter quienes no buscan otro objetivo que su interés político y partidista.
Y no digamos de la persistencia
independentista de Arthur Más al que aquí en España todo se le consiente y que
durante todo agosto ha estado preparando
la Diada catalana, que en sus preparativos está tambaleando al PSC, donde sorprende la actitud de su líder
Pere Navarro que aparentemente no coincide con la postura del Partido
Socialista de España en lo del derecho a
decidir de los catalanes. Ojalá la razón les diga a los dubitativos que separar
Cataluña de España es un despropósito, aunque la emoción y el ambiente les empujen a creer otra cosa.
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De momento, Rubalcaba gana paz con la marcha de Carme Chacón a una universidad
americana, quizás la mejor salida para la ex ministra de Defensa, que vive
incómoda en el PSOE y también en el PSC. A ver en qué circunscripción se le
abre un hueco en las listas después, salvo que gane las primarias y encabece la
de Madrid.
Sin
olvidar tampoco como serpiente de verano, ese corte de mangas que nos ha
lanzado el Primer ministro inglés Cameron que le
ha dicho a Rajoy lo que todos los políticos británicos vienen diciendo a sus colegas españoles desde que la
Asamblea General de la ONU, en 1967, señalara que para el tema de la
descolonización de Gibraltar debía
aplicarse el principio del respeto a la integridad territorial de los estados, y no el de la autodeterminación de los
pueblos: instalados en la colonia.
España y el
Reino Unido no pueden permitirse que un asunto como el de Gibraltar enturbie
sus relaciones. No es aceptable que el
“premier” británico se escude en la posición de los gibraltareños para
mantener su inmovilismo. Picardo puede pedir,, desde sus postulados ,y desde su cómoda vida con ostentosas residencias
en España, que no se hable de soberanía, pero Cameron
no puede admitir ser rehén de los intereses del último reducto colonial en
territorio europeo.
En años de juventud muchos de nosotros entendimos
el tema de Gibraltar con calor y espíritu reivindicativo que nos llevaba
a participar en manifestaciones ante la
Embajada Inglesa en Madrid convencidos
de que “Gibraltar era una espina clavada en el corazón de España”. Teníamos la
convicción de que Gibraltar fue un robo que en
1704 se perpetró en lo que fue una
contienda interna entre dos aspirantes al trono de España, Felipe V de
Borbón y el Archiduque Carlos de Austria
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