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FRANCO DE NUEVO EN LAS CALLES

OPINIÓN
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[Img #35606]Posiblemente
las modistas, sastres y costureras estén haciendo su agosto, desde abril, cosiendo
toda la ropa de aquellos progres que se la han rasgado al leer la noticia,¡Han
vuelto a poner de nuevo la calle Francisco Franco, en un pueblo de Cuenca¡


Pues
pese a que Franco no ha sido un santo de mi devoción, por muchas razones pero
quizás además del desequilibrio económico entre regiones que provocó el mayor
éxodo de gente de sus lugares de origen en España, porque mi padre por militar
y mi suegro por sus ideas republicanas, pasaron ambos por un Campo de
concentración, me he alegrado. Y me daba lo mismo si la calle se la hubieran
puesto a Negrin, Largo Caballero, Indalecio Prieto o a Franco, el que se le
reponga una calle, indica, que ¡por fin¡ hemos cubierto una etapa, que más por
torpeza bienintencionada que por otra cosa, se empeñó en no cerrar el ya
nefasto Zapatero. La ley de Memoria Histórica se convirtió más en una Damnatio
Memoriae ( una destrucción del recuerdo de un personaje) que de una ley que
permitiera a los familiares albergar la esperanza que encontrar los restos de
su seres queridos. Y se cayó en las mismas cosas que, cuando acabada la guerra hicieron
algunos, que llegaron hasta arrancar las hojas del registro civil en donde aparecían
reflejados los nombres de personajes políticos, para que tal “baldón”, no
pesara en la posteridad, pues en aquel pueblo había nacido fulano o mengano. En
España, merced a la tal ley se cometieron auténticas aberraciones, quitando
nombres de calles de personajes que pese a haber vivido en la época de Franco,
fueron excelentes gobernantes y realizaron cosas dignas de recordar. A veces se
ha llegado hasta el ridículo como cuando en Cáceres retiraron el escudo de los
Reyes Católicos, hecho por el excelente artista cacereño Eulogio Blasco,
pensando que era un escudo franquista. Las agresiones a las obras de arte en el
que el protagonista era Franco, se han sucedido una tras otra, mirándose siempre
hacia otra parte. En los almacenes del Ayuntamiento de Barcelona donde se
encontraba una estatua en bronce de Franco obra del escultor José Viladomat, le
cortaron la cabeza con una radial, y cosa curiosa, nadie se enteró ni se han
preocupado en saber quien lo hizo.


Podría
pensarse que quien repone el nombre de la calle en Reillo, un pequeño pueblo de
la provincia de Cuenca, de unos 130 habitantes, es un franquista recalcitrante de
toda la vida, nada más alejado de la realidad, se trata de un joven, nacido en
1980,  para el que Franco es sólo un
personaje, que no conoció, y me temo que por este afán para que ni tan siquiera
aparezca ni en los libros de historia de nuestros hijos, puede que ni  lo conozca, nada más que de oídas. Así es que,
ya que la calle que pese al cambio de nombre que le habían hecho, seguía siendo
la de “Francisco Franco”, volvió a ponerla.


Calles
de personajes que fueron históricos pero que no fueron en absoluto beneficiosos
para la ciudad que recuerda su nombre, son habituales. En Mérida, la calle Muza
trae a la memoria a este caudillo árabe, que conquistó la ciudad y que se
apropió de sus riquezas constituyendo su conquista el  principio de su decadencia. O la de Eurico,
del que nos cuenta el historiador Bernabé Moreno de Vargas que; “Destruyó y
robó, con notable crueldad y fuerza la provincia de Lusitania,; puso cerco a la
ciudad de Mérida y habiéndola combatido reciamente…hizo en ella muchos daños y
destrozos, derribóle por el suelos sus soberbios edificios, hizo pedazos las
estatuas…”  Y demás lindezas, y, tiene
una calle. Y así podríamos seguir con un cuadro del nefasto Fernando VII, obra
de Vicente López y que se encuentra en el Salón de actos, que se encontraba
roto en un almacén y que tras identificarlo y enviarse a un restaurador a
Sevilla luce en el Consistorio. La historia pasa y los personajes buenos o
malos han existido, pese  a quien pese, y
su memoria continuará. El que alguien reponga al dictador su antigua calle, sin
que nadie en el pueblo se sienta ofendido, quiere decir que por fin comenzamos
a superar el guerra-civilismo que tanto han explotado algunos partidos, no
dejando cerrar las heridas de unos tiempos que fueron terribles.


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