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DURA LEX SED LEX, A PROPÓSITO DEL SUCESO DE CASTUERA

OPINIÓN
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El accidente de tráfico que ha ocurrido entre Castuera y Puerto Hurraco, en el que han fallecido cinco chicos entre 12 y 15 años, en plena efervescencia vital, practicantes y amantes del deporte, con otras tantas familias destrozadas y todo un pueblo esquilmado en su dolor, debe servirnos a todos para reflexionar por qué ocurren estos sucesos que rompen de sopetón la vida normal, teñida de falsa calma, eso sí, aunque solo sea por unos momentos.

La vorágine en
la que nos encontramos en esta sociedad,  donde prima más el ocio y el negocio y  en la que  la educación en valores, el respeto al ser humano
y la libertad bien entendida para vivirla y no para menospreciarla, se han ido
al traste de manera inefable,  nos sirven
de base  para indicar que  el accidente de Castuera es un reflejo
palpable de los derroteros por donde va la sociedad. Un desalmado que conduce
una retroexcavadora, que no ha pasado ni siquiera la ITV, con unas condiciones
físicas y mentales lamentables, productos de los efectos de la cocaína y el
cannabis, y que campa a sus anchas ¿ cuántas veces lo habrá hecho? por una
carretera secundaria, y que como consecuencia de su deplorable estado,  se encuentra y choca con un microbús que
alberga a quince chavales, a cinco de los cuales se les sesga la vida de golpe,
no es comprensible, ni aceptable, y muy bien que caiga sobre tal individuo todo
el peso de la ley ¡ estaría bueno que no ¡, pero que tal hecho nos valga al
menos  para ir más allá del tristísimo
suceso,  y reflexionar, como apuntaba
antes, ya  que los caminos de
permisividad, de tolerancia, de laisser
faire, laisser passer
, en una sociedad libre como se supone que es la que
vivimos,  no son los adecuados.

 

Es curioso
que el triste suceso coincida con la puesta en vigor de las nuevas nuevas
medidas  de la Ley de Tráfico con las que
se castiga el consumo de drogas hasta o con solo mil euros. Se nos antoja insuficiente,
muy débil y por ende, absolutamente criticable y menospreciable. El
consumo de drogas, al igual que el de alcohol, por un individuo que se pone al
frente del volante de un vehículo de manera tan irresponsable, debe ser
castigado severamente con penas de cárcel y pecuniarias que sirvan al menos  como medidas disuasorias, acompañadas de una
mayor vigilancia y control de tráfico, venta y consumo de estupefacientes en calles, plazas de las ciudades y pueblos y en las carreteras.
Y no solo eso, la educación en valores a la que antes citaba, debe incluir desde
la base de las escuelas, inculcar a los niños y adolescentes que consumir
drogas es castigar no solo la vida propia sino como se demuestra una vez más
con el suceso de Castuera, la de los demás. Item mas, el Gobierno de turno y el
de las Autonomías, en este caso la extremeña, deben desarrollar amplias
campañas de difusión en tal sentido. El resto 
es pura filfa, aderezada por intereses espurios y económicos, que pesan
y pueden  más sobre el libertinaje a la
hora de traficar,  adquirir y consumir drogas que con la prevención, el control y el
castigo que  deben conllevar para evitar en lo posible y al menos que
tragedias como la de Castuera no tiñan más de sangre y dolor  a nuestra sociedad, tan de capa caída como nos
viene demostrando en lo que va de siglo, por lo menos.


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