Como persona, por encima de creencias, ideologías o cualquier otra circunstancia, valoro la vida de cualquier ser humano.
La interrupción del embarazo, es la muerte del no nacido. Por esta razón, la muerte de 120.000 inocentes en España cada año, me parece una monstruosidad impropia de una sociedad humana ¿Qué pasaría si ocurriera esto en la carretera?
No comprendo cómo se pueden proteger con tanto vigor un nido de buitres leonados o de cigüeñas negras, y no se proteja con la misma intensidad a un ser humano “en su propio nido”.
Comprendo la situación injusta de algunas mujeres que se sienten acorraladas por circunstancias económicas o sociales y se encuentran impotentes para llevar a término su embarazo; pero no entiendo que unos políticos puedan cambiar la vida de esos inocentes por conseguir “un puñado de votos”.
¿Creen los que defienden el aborto, que la vida de un inocente puede ser moneda de cambio para intentar ganar las elecciones?
Lo siento Sr. Rajoy, no se pueden cambiar los principios como si fuera una cosa baladí. Le creía más valiente, Sr. Rajoy. Es una cuestión de derechos fundamentales, de derechos humanos.
Desde mi conciencia y respetando la de todos los demás, me siento obligado a decirles que pasado el tiempo esto será rechazado por cualquier sociedad civilizada como un atropello a los DERECHOS HUMANOS.
Esto es una reflexión personal que está por encima de mis consideraciones políticas y no comprometo con estas declaraciones a nadie. Que cada cual siga su conciencia. Yo creo que la vida está por encima de cualquier otro valor.
¡Qué nadie me vote! No me importa, si para conseguir su voto tuviera que renunciar a mis ideales.
¿Qué han ganado los diputados socialistas que se abrazaban diciendo “hemos ganado”? ¿Qué no nazcan 120.000 niños? Lo siento por ustedes, esto no pueden tener categoría de triunfo, y a la larga se volverán en su propia conciencia contra ustedes.
