Digital Extremadura

LOS RUMORES PUEDEN SER VERDAD

OPINIÓN
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Generalmente, los partidos tienen la reiterada costumbre de volcarse, de manera rotunda, con
lugares que puedan estar en peligro de cambiar de color político, o con dirigentes propios,
proclives a perder una determinada plaza en próximas convocatorias electorales.

La rumorología de Cáceres hace tiempo que señala que el actual gobierno municipal «hace aguas»
por todas partes, que no cubre las expectativas de quienes los votaron, ni siquiera las de los más
próximos. Las continuas idas y venidas de su máxima responsable traen despistes, interrupciones,
falta de liderazgo, de aplicación y entrega. No lo digo yo, lo dicen los tertulianos de cualquier
tertulia que se produce en la ciudad.

Han pasado casi cuatro años desde que el PP alcanzara una mayoría holgada (en España y en la
mayoría de los ayuntamientos del territorio español) y es lógico que puesto que una cantidad
importante de votantes los ayudaron, esperasen más, de acuerdo a sus deseos personales y
colectivos.

No parece haber sido así en Cáceres, a juzgar por los comentarios, y ahora le toca al Gobierno
Autonómico venir a rescatar lo que ellos mismos propiciaron, pues no olvidemos que las
responsabilidades institucionales e internas recaen en las mismas personas.

Y hete aquí que lo resuelven «desembarcando» en la zona con promesas de millones de euros en
los presupuestos, con multitud de propuestas difíciles de creer en su totalidad, con la aparición de
segundas partes de proyectos de legislaturas anteriores socialistas, cuidadosamente guardados
en los cajones durante estos tres últimos años. Por incomprensión o por ineficacia.

Puede que al PP le salga bien la estrategia, ya sabemos que la política no es una ciencia exacta y
dos y dos no siempre son cuatro en ella, pero déjenme decirles que no lo creo. Salvo que los
ciudadanos opten por volver a hacer actos de fe a mansalva.

Porque hay algo que, todavía, a muchos que trabajan, desde dentro, para los partidos se les hace
difícil asimilar, la gente está muy cansada, harta e incrédula. Escéptica. Y a los escépticos no se
les convence con promesas cuando los ejemplos no ayudan.

Han cambiado mucho las cosas en los últimos años. Y no hay nada como pasear la ciudad para
verlo. Cuestiones consideradas normales, cuando la abundancia existía para todos, ya no lo son.
Y privilegios, los precisos.

Los viejos y nuevos aparatos que funcionan como aparatos, deben bajar a la calle y escuchar. E
incluso, si me apuran, «deben llorar como mujeres lo que no supieron defender como
hombres» (entiéndaseme la metáfora de la frase, fuera del consabido machismo de la misma).
Estos partidos que actúan como verdaderos consejos de accionistas, prestos a defender solo los
intereses de sus asociados preferidos, han de evolucionar o renovarse. Porque mientras el objeto
primordial de una organización cualquiera sea defender el status de los dirigentes seguirán sin
convencer. Y mientras piensen que los dirigentes (por el mero hecho de serlo) gozan de toda la
«ciencia infusa» del mundo, y ya no hay vida afuera, se equivocarán. Y ahí la edad no es variable
influyente.

Que tengan ustedes un buen día.

 


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