Eduardo Torres-Dulce ha presentado este jueves su renuncia al cargo de fiscal general del Estado por «motivos personales». Una decisión que ha trasladado de inmediato al ministro de Justicia, Rafael Catalá, y a la Casa Real. Los rumores sobre su dimisión han arreciado en los últimos tiempos. En un comunicado hecho público por la Fiscalía, Torres-Dulce indica que regresará a su plaza de fiscal en el Tribunal Constitucional.
![[Img #40747]](upload/img/periodico/img_40747.jpg "Dimite el Fiscal general del estado, Torres-Dulce")
El último capítulo de los desencuentros entre el fiscal y el Gobierno de Mariano Rajoy, se produjo por la gestión de la convocatoria de la consulta soberanista del 9 de noviembre en Cataluña.
Las manifestaciones que se sucedieron sobre los pasos que debía dar la fiscalía a la hora de presentar la querella contra el presidente catalán, Artur Mas, y varios de sus consejero pusieron en jaque la imagen de independencia de la institución y motivaron el público desencuentro de Torres-Dulce con los fiscales catalanes.
El distanciamiento del Gobierno que lo nombró comenzó en marzo de 2013 cuando Torres-Dulce se decantó porque toda la investigación sobre los llamados ‘papeles de Bárcenas’, incluida la querella de IU admitida a trámite por el juez de la Audiencia Nacional Javier Gómez Bermúdez, era competencia del magistrado Pablo Ruz.
En aquel momento, indicó que el objeto esencial de la querella de IU, por la supuesta contabilidad B en el PP, correspondía al marco competencial del juzgado número cinco de la Audiencia Nacional, que dirige el juez Pablo Ruz, y que no era bien visto en las filas populares.
Durante su gestión, Torres-Dulce no ha logrado del Gobierno los recursos materiales y personales que venía reclamando para mejorar el funcionamiento de la institución, ni tampoco ha podido convencer al Ministerio de Justicia de introducir mayores competencias para la Fiscalía en la reforma del Código Procesal Penal.
