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SIMPÁTICA “AGITACIÓN SENIL” DE VAGALUME TEATRO

CULTURA
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El pasado domingo, día 11 de enero, la Compañía granadina Vagalume Teatro, con más de dos decenios de existencia, nos deleitó en el Gran Teatro cacereño, con una deliciosa comedia muda, en la que tres ancianos muy activos, reivindicativos y solidarios, traman asaltar un banco.

[Img #41068]En la preparación de dicho objetivo se va la primera parte, la más lúdica y caracterizadora, pues cada actuante, además de su característica máscara de latex, llevan un objeto que arrastran : un cochecito de bebé, en el que el personaje de Nía Cortijo guarda casi todo, como si tuviera el síndrome de Diógenes; la colega porta un carrito de la compra, donde saca y mete cartulinas alusivas a sus reivindicaciones o al reparto de roles en el atraco, y el hombre  provisto de un bastón,  y de un pañuelo, con el que limpia constantemente el polvo del banco del parque, donde se asienta este gracioso trío de intrépidos vejetes.

 

         El mérito mayor de esta breve e intrigante comedia muda es, por tanto, que solo hacen uso de su compenetrada expresión corporal  y una  muy expresiva gesticulación mímica. Se mueven como verdaderos ancianitos, movidos rítmicamente por una agradable y no abusiva música de jazz, con la que consiguen graciosas coreografías, especialmente cuando, por mor de una efectista luminotecnia, se trasladan a su ansiado mundo onírico; aunque, evaporada dicha fantasía, se dan de bruces, con su insultante pobreza: esta les moverá a asaltar el cajero automático, que está a la vuelta del banquito del parterre donde se suelen sentar, pero no saben muy bien cómo hacerlo.

 

         Ya en la segunda parte, cuando se ponen manos a la obra, la intriga va in crescendo, cuando juegan con los aditamentos disimuladores sobre sus máscaras, o preparan la carga explosiva, con una interminable mecha, que no acaba de encenderse y por tanto de explotar. Aunque están muy conseguidos los efectos de humo y  las huellas luminosas del incendio bancario, que se va proyectando sobre el ciclorama.

 

         Al final, cuando logran atrapar la caja fuerte del banco, qué desilusión se llevan, pues comprueban que la tan cacareada crisis bancaria es cierta, pues en ella solo queda un billete, que, al discutir entre ellos, lo parten y no sirve para uno ni para otro; pero ellos siguen tan solidariamente unidos, pero llenos de una tierna melancolía, mientras suena prolongados aplausos.

 

          Felicitamos a esta buena Compañía, capitaneada por la cacereña Nía Cortijo, que se abrió al mundo del teatro en nuestro Instituto cacereño del Hernández Pacheco, en el Taller de teatro, en el que consiguieron importantes premios y se aficionaron al apasionante mundo teatral, hasta el punto de profesionalizarse y poder volver a su ciudad, siendo profetas triunfadores en su propia tierra.  De ello nos congratulamos todos sus paisanos, pero en especial su profesor y director teatral, quien esto suscribe.


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