Cáceres rinde homenaje a Rafaela García y al sacerdote Teodoro Fernández

El Ayuntamiento de Cáceres ha rendido este martes un homenaje a dos de los ciudadanos más longevos de la ciudad, Rafaela García Reyes y el sacerdote Teodoro Fernández, que cuentan con 100 años de edad, una circunstancia que ha sido reconocida desde el consistorio dentro de los actos del Mes del Mayor que se celebran en octubre.

El Palacio de la Isla ha sido el lugar elegido para rendir un sencillo reconocimiento a estos «dos cacereños de pro», según ha dicho la alcaldesa, Elena Nevado, quien ha recordado que juntos acumulan muchos años de experiencia y han vivido grandes acontecimientos históricos y una revolución tecnológica a lo largo de sus vidas.

Rafaela García cumplió hace unas semanas un siglo de vida y lo celebró con buena parte de su familia que, actualmente, está formada por cuatro hijos, 14 nietos y 11 biznietos, ya que su marido y dos de sus hijos ya han fallecido.

Esta cacereña comenzó a trabajar a los nueve años en el Palacio de los Condes de Canilleros para cuidar a los niños. «Una niña haciendo de niñera», según recoge la semblanza que se ha leído de su vida.

Ha vivido en la calle Caleros y ahora pasa sus días en el barrio de San Blas. Su hija Vicenta Pulido ha pronunciado unas palabras después de que la regidora entregara a su madre un ramo de flores y una placa en recuerdo de su centenario.

Así, muy emocionada, ha descrito a su madre como «una gran persona» y el «faro» que guía a la familia. «Gracias a mi madre por haber permitido tenerla hasta ahora y que la disfrutemos muchos años más», concluyó.

DON TEODORO

Por su parte, el sacerdote Teodoro Fernández, más conocido en Cáceres como Don Teodoro, nació el 22 de abril de 1915 en Serradilla y fue el segundo de cinco hermanos. Ingresó en el Seminario de Plasencia y a los 24 años fue ordenado sacerdote; uno de sus primeros destinos fue la localidad de Tejeda de Tiétar donde llegó en el otoño de 1942 y donde ofició de párroco hasta 1949.

Después recaló en Cáceres y aquí fue muchos años profesor en la antigua Universidad Laboral, también realizó labores de investigación y ejerció de archivero siendo un gran articulista y promotor de vocaciones religiosas, tal y como ha señalado en su intervención Demetrio, un vecino de Tejeda cuyo padre entabló amistad con Don Teodoro en sus años de cura en el pueblo y que ha recordado la labor que realizó con los más desfavorecidos.

Antes de tomar la palabra la alcaldesa se han leído también públicamente unas líneas que el obispo de Coria-Cáceres, Francisco Cerro, ha dirigido a Don Teodoro por su vida dedicada a la Iglesia y «a los que sufren» Como anécdota cabe señalar que Don Teodoro, que sufre una profunda sordera, ha pedido que le dieran por escrito lo que se había leído sobre su vida porque no había oído nada.

Después, Elena Nevado, ha reconocido que este homenaje supone «uno de los días más especiales del año» ya que se reconoce a las personas más longevas de la ciudad que han vivido experiencias vitales con lo que han supuesto los cambios en este último siglo en materia de derechos sociales, sanidad, educación o revolución tecnológica.

«Han sido cien años de cambios cada uno desde su faceta y con sus responsabilidades», subrayó la regidora quien añadió que sin estas personas «sería imposible que la sociedad fuera lo que es hoy» ya que «tienen mucho que decir». De Rafael ha dicho que es «un ejemplo de fortaleza» y en el caso de Don Teodoro ha destacado su faceta docente en la que ha sido «un transmisor de valores y conocimientos» con una «sencilla y llana conversación».

Nevado ha deseado que el ejemplo de estos «dos cacereños de toda la vida» sirva «a todos» para «afrontar las dificultades» porque ellos suponen «una lección de vida», ha concluido antes de hacerse una foto de familia con los homenajeados.