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CAMBIAR LA HORA

OPINIÓN
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 El cambio de hora y la vuelta al horario de invierno comenzó a generalizarse, de manera un tanto desigual a partir de 1974 con la primera crisis del petróleo, por la que algunos países decidieron adelantar sus relojes para poder aprovechar mejor la luz del sol, y consumir así menos electricidad en iluminación.  La Unión Europea aprobó su aplicación, desde enero de 2001 y ya se aplica con carácter indefinido. España se incorporó mediante el Real decreto 236/2002, de 1 de marzo. Así, el cambio de hora se produce el último domingo de marzo (verano) y el último de octubre (invierno).

 

 Es una delgada línea de bronce, la que divide artificialmente la Tierra entre Este y Oeste, si estamos en el meridiano de Greenwich, y seguimos la línea hacia el sur cruzaremos el canal de la Mancha, atravesaremos Francia y entraremos en España por los Pirineos, a la altura del Monte Perdido, se deja a un lado Cataluña y parte de Aragón y atraviesa Castellón hasta llegar a las playas de Denia y Altea. La mayor parte de España queda a este otro lado del «primer meridiano, que es el que le corresponde a Inglaterra y Portugal, a principios de los años cuarenta se decidió alinear nuestro horario con el otro lado, el continental, con los resultados que todos sabemos (la «culpa» no fue del Generalísimo Franco, antes que él lo habían hecho ya los gobiernos de Alfonso XIII y de la Segunda República).

 

     España desde 1884 cambia el reloj dos veces al año, en aquella fecha se estableció la medida universal del día, pero España la abandonó en 1942 en plena Segunda Guerra Mundial al alinearse voluntariamente con Alemania, que había impuesto su huso horario a Francia, y otros países como Gran Bretaña o Portugal. Estos dos países en 1945 regresaron al huso europeo occidental, mientras Francia y España se mantuvieron inamovibles desde entonces, y lo cierto es que a España, este huso horario  no le corresponde por su posición geográfica..

 

.    Hay quien defiende que la «posición natural» de España es el uso horario de Greenwich, y no el de Berlín, para «estar en armonía con la luz solar»

 

  El neurocientífico Ricardo Martínez Murillo, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), dice que el cambio de hora supone  una  modificación de las horas de luz y oscuridad que produce una serie de alteraciones neurohormonales que, normalmente se superan en unos pocos días,  «Es un cambio pequeño, de una hora arriba o abajo y en pocos días el cuerpo se regula de nuevo», ha manifestado el científico,.  Y que más allá del ahorro económico que esto supone, es más importante el hecho de que una reducción en el consumo de energía se traduce en un descenso de la contaminación y esto, a su juicio, es «siempre beneficioso.

 

 Ya digo que hay quien dice que el cambio horario, produce efectos negativos sobre las personas, aunque se afirma que  son efectos orgánicos y  no psicológicos, no siendo  grandes problemas los que puede llegar a producir  y que afecten seriamente al  ser humano, porque el organismo se adapta con rapidez a  los pequeños desajustes que supone la variación de tiempo de luz en su cerebro,


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